Fecha Publicación: 07-05-2021

Durante 2 décadas, Angela Merkel fue una figura central de la política en Alemania, Europa y el mundo. Su liderazgo, en momentos de crisis para Alemania y la Unión Europea, probablemente se estudiará durante generaciones. Sin embargo, para todo gran liderazgo político llega el momento de preguntar qué pasará cuando yo no esté. Merkel, en su profunda inteligencia y vocación democrática, preparó el terreno para que su partido, la Unión Demócrata-Cristiana (CDU) construyera su futuro con una nueva líder: Annegret Kramp-Karrenbauer, AKK. Sin embargo, el idílico plan de Merkel por su sucesión fue quizá el más grande fallo en una carrera llena de aciertos y logros históricos de esta física y política al frente de su partido y Alemania.

Tras las elecciones locales en Turingia, la CDU rompió un tabú bajo el liderazgo de AKK, se alió a la extrema derecha Alternativa por Alemania (AfD). La sucesora de Merkel falló en controlar a los liderazgos locales de su partido. A pesar de que el acuerdo, que incluyó también a los liberales, cayó, el daño estaba hecho. El llamado “cordón sanitario” que tenía a AfD fuera de las negociaciones con el resto de los partidos políticos alemanes, se rompió y las protestas llevaron a la CDU a tener que elegir un nuevo líder: Armin Laschet, Ministro Presidente de la región de Renania del Norte-Westfalia. Su gran problema, fuera de su región, es un ancla para las aspiraciones de la CDU para mantener la cancillería.

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