Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales

Última actualización:
2025-10-08 12:47

ENTRE ALGORITMOS Y POPULISMOS: DISCURSOS DE ODIO Y POLARIZACIÓN

Fecha Publicación: 02-10-2025

Estos últimos días, el asesinato del comentarista Charlie Kirk ha dado lugar a un sinnúmero de artículos sobre la libertad de expresión, discursos de odio y polarización. De lo acontecido, una tendencia ha sido notable: la noticia volvió a quebrantar una ya fragmentada opinión pública.

Como lo ha descrito Sotirakopoulos, a nivel global la esfera pública se ha convertido en un espacio de pensamiento “tribal”. En estas nuevas “guerras culturales”, el debate se ha empobrecido, pues —gracias a los algoritmos y la polarización—, cada tribu se ha radicalizado y replegado en sus propias “cámaras de eco” que impiden que exista un debate serio. En un pensamiento grupal que no reconoce matices o complejidad, tanto los discursos de derecha anti-woke, como los discursos radicales de izquierda que podrían tender a una cultura de cancelación, pareciera que estamos matando la esencia de la democracia: la deliberación.

La pregunta es seria: ¿en nombre de la libertad de expresión, estamos matando lentamente a la democracia?

En esta era digital, estamos siendo testigos de una verdadera mercantilización del odio. El modelo de negocios de las plataformas digitales depende del “engagement”, los clics y la atención constante, lo que ha convertido al enojo, la indignación y el discurso polarizante en una auténtica máquina de dinero. Los algoritmos, diseñados para maximizar el tiempo de permanencia en una página, priorizan los contenidos que generan emociones intensas —especialmente negativas— para impulsar interacciones rápidas y repetidas, que producen mayores ingresos por publicidad. Así, el ecosistema digital no solo tolera los discursos de odio, sino que los amplifica. ¿Y quiénes resultan los más beneficiados de ello? Los extremismos y las expresiones autoritarias.

La amplificación de discursos de odio se articula en un contexto político muy particular, pues estamos presenciando una tercera ola de autocracias en el mundo. Con características comunes como la polarización en los medios, la desinformación, la militarización, la neutralización, la captura de parlamentos y poderes judiciales, muchos países están volviendo a discursos nacionalistas, que enfatizan la soberanía sobre la cooperación internacional, redirigiendo el presupuesto nacional a la defensa, en lugar del desarrollo.

Como ocurrió en el siglo XX —cuando Hitler llegó al poder por la vía democrática—, los movimientos autocráticos han permeado progresivamente las instituciones, retomando tácticas antiguas de manipulación de masas, como lo son los discursos de odio. Por ello, tenemos que tener cuidado con la construcción de los enemigos comunes.

Como lo advierte Timothy Snyder, los movimientos autoritarios tienden a comenzar por la fijación de un enemigo en común en una lógica de “us vs. them” (nosotros contra ellos). Los autoritarismos construyen cohesión a través del odio, construyendo una lógica de nosotros contra ustedes para reforzar una identidad nacional común. La Alemania nazi comenzó con ataques a grupos vulnerables, como los miles de hombres homosexuales que fueron arrestados y enviados a campos de concentración, para posteriormente continuar con opositores políticos, personas con discapacidad y personas judías.

Como lo reflejaron algunos de los discursos presidenciales de la semana de alto nivel en las Naciones Unidas, estas tendencias están de vuelta. Mientras que líderes como António Guterres o Lula da Silva apelaron al multilateralismo para enfrentar la crisis climática y la desigualdad, Donald Trump optó por un discurso confrontativo, calificando el cambio climático de ‘con job’ y denunciando el ‘globalismo’ como una amenaza a la soberanía. Estamos en un momento inédito de reconfiguración de las alianzas internacionales, en el que comienzan nuevos discursos de guerra y desfiles ideológicos, apelando al nacionalismo. ¿Podrá el multilateralismo sobrevivir a la lógica tribal de algoritmos y populismos? ¿Lo podrá la democracia?

Chantal Mouffe propone transformar el antagonismo social en agonismo, es decir, abrir un debate entre adversarios en lugar de enemigos. Ante estos tiempos, la responsabilidad compartida y el reto en el ejercicio de nuestra libertad de expresión parece ser la escucha mutua. Pues, como lo establece Carlos Nino, la esencia misma de la democracia está en la discusión, la deliberación y no en los dogmas cerrados. El reto es serio, pues tenemos que aprender a ver en el otro, más que un enemigo, a un portador de una perspectiva y experiencia diferente a la mía, pero igualmente válida. La democracia no se destruye cuando discrepamos… sino cuando dejamos de escucharnos.

Participación en el El Sol de México