Fecha Publicación: 19-05-2025
Después de tres años, parece que empieza a haber una luz al final del camino en la guerra entre Rusia y Ucrania. Si bien Rusia no aceptó el cese al fuego y el presidente Putin no asistió a las conversaciones para este acto, que tuvo lugar en Estambul, Turquía el 15 de mayo, existe esperanza en la comunidad internacional y entre los soldados ucranianos de que pueda llegarse a un acuerdo que suspenda las hostilidades.
Dicho esto, será importante revisar si llegara el fin de la guerra entre ambas naciones, ¿qué pasará con la política energética de la Unión Europea (UE) y de Estados Unidos (EU), en particular, con el gas natural y la relación con la seguridad energética? Si bien, a cinco años de la implementación por parte de la UE del Green Deal, la transición en la generación eléctrica progresa a pasos agigantados; el liderazgo político actual tiene claro que la competitividad europea pasa por la reducción de la dependencia de combustibles fósiles y es evidente y popular que continuar la transición hacia energías limpias hace sentido económico y climático, todavía hay trabajo que hacer para eliminar de manera total la dependencia del gas ruso.
Recientemente, la UE, y en particular su presidencia polaca, anunciaron la intención de eliminar totalmente el consumo del gas ruso para 2027. A pesar de los buenos resultados en el avance hacia la transición energética y de los esfuerzos para eliminar la dependencia de energéticos rusos, de acuerdo con cifras de la propia Comisión Europea, en 2024, el consumo de gas ruso creció y representó 19% del total de las importaciones. Destaca que el crecimiento fue causado por el incremento en importaciones de Italia, República Checa y Francia y la Comisión Europea presiona a países como Hungría y Eslovaquia a que dejen de consumir dicho gas. En 2024, el consumo de gas ruso representó 14% del consumo total de la región.
De igual manera, se observa un incremento de 54% en la capacidad de importación de Gas Natural Licuado (GNL), así como la construcción de nuevos gasoductos con capacidad de 131 bcm que seguramente será subutilizada para 2030, cuando se espera que la oferta supere a la demanda por 26%. Parece que con o sin guerra en Ucrania, el consumo de gas por parte de la UE se mantendrá a pesar de los avances en el consumo de energías limpias, la clave será en obtenerlo de otras fuentes y no repetir el riesgo de la dependencia.
Como lo señala la Agencia Internacional de Energía, después de diversos eventos geopolíticos de la última década y en particular la invasión de Rusia a Ucrania, quedó claro que las dependencias de manera muy rápida pueden volverse vulnerabilidades y que el significado de seguridad energética se modificó por uno más amplio que no sólo incluye a las energías convencionales y que suma a la lucha contra el cambio climático, así como al estado de la transición energética y la resiliencia y fortaleza del suministro de los materiales que se requieren en la cadena de valor de las tecnologías que hoy impulsan la transición a energías más limpias.
Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de EU y el cambio de ciento ochenta grados a la política energética promoviendo el desarrollo de los combustibles fósiles, así como la nueva posición de EU frente al cambio climático, sumado esto al uso de tarifas para negociar no solamente temas comerciales, vimos presiones por parte de EU hacia la UE para compensar el déficit comercial entre ellos con compras de GNL. Sin embargo, la regulación europea relativa a las emisiones de metano complica el incremento en la adquisición de GNL estadounidense y el plan de la Administración Trump de eliminar regulación sobre el tema en EU no ayuda.
Igualmente, algunas inversiones estadounidenses en instalaciones para la exportación de GNL están a la espera de revisar si realmente la UE puede conseguir el compromiso de sus miembros de eliminar las importaciones de gas natural en 2027, para dar luz verde.
Finalmente, también relacionado con las negociaciones de Ucrania y la seguridad energética, Estados Unidos anunció un acuerdo con ese país para, entre otras cosas posicionar a Ucrania como proveedor de metales estratégicos claves y tierras raras a cambio de la creación de un fondo de inversión para la reconstrucción. Por su parte Ucrania tiene importantes reservas probadas de grafito, titanio, litio, tierras raras, berilio y uranio. Todos estos son materiales relacionados con la creación de baterías y con reactores nucleares. No hay que dejar de lado que una buena parte de los depósitos de la mayor parte de esos materiales están en la zona ocupada por Rusia.
Independientemente del resultado del encuentro en Turquía, el golpe ya se dio y la lección fue aprendida, las dependencias pueden convertirse de un momento a otro en vulnerabilidades, la clave para garantizar la seguridad energética es la diversidad y evitar una alta dependencia de una sola fuente para generar energía. Hoy no sólo hay que fijarse en el acceso a combustibles convencionales, hay que desarrollar energías limpias cuyo combustible principal no dependa de fronteras, garantizar la transmisión y contar con el acceso a los minerales requeridos para la implementación de tecnologías relacionadas con las energías limpias.
Participación en La Silla Rota