Fecha Publicación: 19-03-2025
África ha sido hasta ahora una promesa contenida en un ciclo de aspiración y desencanto repetido una y otra vez: luego del periodo de descolonización, tras el fin de la monstruosidad llamada apartheid en Sudáfrica, después del genocidio de los Tutsis en Ruanda y también cuando en un futuro cercano se ponga un alto definitivo a los asedios de grupos terroristas en puntos diversos de la geografía africana y cuando por supuesto la paz se materialice y termine la guerra civil en Sudán.
Sin duda, la promesa de África volverá a renovarse y romperá el círculo vicioso de promesas incumplidas. Sin hipérbole, el progreso de África es el progreso de la humanidad. África, recordémoslo, es la raíz de todos nosotros, los homo sapiens.
La percepción de la ONU. – Según Naciones Unidos, dentro de veinticinco años una de cada cuatro personas de la población mundial será africana. Se requiere un crecimiento económico sostenido en una industria moderna y en una agricultura vinculada a la ciencia y la tecnología. A esto se agrega que de los 20 países más vulnerables al cambio climático 17 se encuentran en África.
La perspectiva del FMI. – El Prospecto Económico Regional para el África Subsahariana, dado a conocer por el FMI en octubre de 2024, sugiere que los países subsaharianos con menos crecimiento económico deben proponerse tres objetivos: alcanzar la estabilidad macroeconómica; lograr claros objetivos de desarrollo, pero con el fortalecimiento de las redes de seguridad social que proteja a la población más vulnerable; y diseñar reformas social y políticamente aceptables.
La perspectiva del Banco Mundial. - En el documento Prospectos de la Economía Global 2025, el Banco Mundial (BM) explica que el crecimiento económico del África Subsahariana previsto para 2024 enfrentó obstáculos sin resolver como la guerra civil en Sudán. Las mayores economías, Nigeria y Sudáfrica, crecieron un promedio de 2.2%. No obstante, varios países de la región registraron un crecimiento económico de alrededor de 4% en 2024. Otros factores adversos incluyen las tensiones geopolíticas globales.
La República Popular China. – China se ha convertido en la principal fuente de financiamiento en África, sobre todo en el desarrollo de infraestructura -a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta- y en términos de inversión extranjera directa. Sin embargo, la relativa pérdida de dinamismo de la economía china se ha reflejado en menores inversiones e importaciones. Esto también podría deberse al cambio de prioridades hacia modelos de desarrollo con proyectos más pequeños pero más eficientes. En la Cumbre del Foro de Cooperación China-África (FOCAC por su acrónimo en inglés) de septiembre de 2024, celebrada en Beijing con la participación de 53 líderes africanos, el presidente Xi Jinping anunció apoyos financieros por 50,000 millones de dólares para el siguiente trienio.
Democracias y autocracias. - Según Freedom House, la mitad de los países africanos son libres o parcialmente libres, mientras la otra mitad se perfilan como países no libres, es decir gobernados por juntas militares o por gobiernos civiles dictatoriales. Las juntas militares en el Sahel eliminan las instituciones democráticas, dificultan el desarrollo económico y exacerban las crisis humanitarias.
El papel de Rusia. - Los golpes de Estado en el Sahel favorecen la estrategia de Rusia para consolidar su presencia geoestratégica y su interés económico en la extracción del oro y de varios minerales esenciales en las nuevas tecnologías. Tras el retiro de contingentes militares occidentales que apoyaban los esfuerzos antiterroristas, ahora los paramilitares rusos, antes agrupados en el Grupo Wagner, operan a través del llamado Africa Corps. Estos servicios de seguridad operados por Moscú son financiados por las autocracias africanas.
Una mejor estrategia contra el terrorismo. - Para Abdoulie Ceesay, líder adjunto de la mayoría parlamentaria de la Asamblea Nacional de Gambia, la acción militar por sí sola puede perturbar las acciones terroristas, pero una victoria contra el extremismo requiere el fortalecimiento de la paz, la estabilidad económica. el diálogo con las instituciones del Islam y en particular el impulso a la educación de niñas y mujeres jóvenes.
La crisis de Sudán. - El conflicto se inició en 2019 cuando fue depuesto el entonces presidente Omar al-Bashir, tras protestas populares. Luego siguió el gobierno bicéfalo del comandante del Ejército Abdel Fattah al-Burhan y del líder de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF por su acrónimo en inglés, un grupo paramilitar administrado por el gobierno), Mohamed Hamdan Dagalo. Ya para 2023 la alianza de Fattah y Hamdan se había deteriorado al punto de llegar a la actual guerra civil. Tras los esfuerzos fallidos de varios países por un cese el fuego, a fines de 2024 Turquía se ofreció a mediar en Sudán.
El interés geopolítico y económico de Ruanda. - A fines de enero de 2025 la milicia denominada M23, apoyada por Ruanda, incursionó en la ciudad de Goma, en el Este de la República Democrática del Congo. Este conflicto tiene un historial de varias décadas y podría degenerar en un conflicto regional. Los propósitos de Ruanda apuntan a dominar la provincia congolesa de Kivu del Norte, rica en minerales estratégicos.
Otra tragedia humanitaria. - La asistencia humanitaria destinada al África Subsahariana por parte de Estados Unidos había sido fundamental en el apoyo a civiles desplazados por la violencia, salud y cambio climático. Con el desmantelamiento de la United States Agency for International Development (USAID), decidida por el actual gobierno estadounidense, las consecuencias serán catastróficas en África.
Ministro en retiro del Servicio Exterior Mexicano. Colaborador en diversas publicaciones y asociado del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales.
* Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva del autor.
Participació en El Sol de México