Fecha Publicación: 07-03-2025
Desde el inicio de la segunda administración del presidente Donald Trump y a pesar de que sólo lleva un poco más de dos meses en el poder, la relación bilateral con México ha tenido momentos de mucha tensión, pero también algunos episodios de aparente acuerdo y coordinación. Entre los primeros, destacaría la amenaza de imponer el 25% de aranceles a los productos mexicanos (y canadienses), cuya entrada en vigor se retrasó en varias ocasiones, pero que finalmente comenzaron a aplicarse el pasado 4 de marzo, con todo lo que ello implicará para las economías de los tres países norteamericanos.
Otra de las grandes presiones ejercidas es la designación de seis cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras (FTO), a lo que se sumaría el despliegue de soldados estadounidenses en la frontera con México y las redadas en estados fronterizos para deportar a miles de personas migrantes, la mayoría de origen mexicano.
Y, por último, se encuentra el episodio de intercambio de declaraciones entre ambos gobiernos, algunas subidas de tono, sobre el cambio de nombre del “Golfo de México” por “Golfo de América”, lo cual también se concretó en EE. UU.
Pero el escenario no puede ser tan fatídico, o eso quisiera pensar, ya que la relación es tan interdependiente, que lo que afecte a un país indiscutiblemente repercute a otro, aunque no con la misma intensidad. En ese sentido, es posible rescatar algunos momentos de cooperación, o mejor dicho de concesiones del gobierno mexicano, para evitar entrar en un conflicto con nuestro principal socio comercial y velar por nuestra histórica relación bilateral.
Un ejemplo muy plausible fue el envío de un equipo especial de ayuda a California para apoyar en el combate al fuego y de brindar protección civil.
Por otro lado, para contener el tráfico de drogas y reducir la migración irregular, la presidenta Claudia Sheinbaum autorizó el envío de 10 mil elementos a la frontera norte, que al parecer están llegando de manera progresiva. Además, apenas la semana pasada se celebró la primera reunión binacional de alto nivel sobre seguridad en el Departamento de Estado de EE. UU. en Washington, D.C, a la cual acudieron los secretarios de Relaciones Exteriores, de Seguridad y Protección Ciudadana, de Defensa Nacional, de Marina y el fiscal general de la República, para reunirse con los secretarios de Estado y de Defensa y la fiscal general del gobierno estadounidense. El objetivo de la reunión, de acuerdo con lo publicado en comunicados oficiales, fue fortalecer la cooperación en seguridad entre ambos países para asegurar las fronteras, desmantelar los cárteles y frenar el flujo ilícito de drogas y armas.
De manera paralela, un hecho inédito se había acordado: el gobierno de México finalmente aceptó extraditar a EE. UU. a 29 personas acusadas de cometer actos ilícitos vinculados con el narcotráfico. Entre ellos destacan el fundador del cártel de Guadalajara, Rafael Caro Quintero, a quien se le culpa de asesinato de Enrique Camarena, agente de la Administración para el Control de Drogas (DEA), en 1985; Miguel Ángel y Omar Treviño, líderes del cártel de Los Zetas; y Jesús Ricardo Patrón Sánchez, líder de una rama del cártel de los Beltrán Leyva.
Esta extradición podría considerarse una acción exitosa para mejorar la seguridad en México, pero a mi parecer es sólo una concesión más a las exigencias de Trump, que a nivel interno podrían causar más problemas que beneficios. Y si sumamos la eventual extradición del Ismael “El Mayo” Zambada, cofundador del cártel de Sinaloa o incluso la imposibilidad de hacerlo aun a costa de la revelación de información sensible, la situación se torna mucho más compleja y la diplomacia bilateral menos equilibrada.
*El autor es profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM e investigador del CAIRI de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México. Es mimbro de las Unidades de Estudio y Reflexión “Conflicto Rusia-Ucrania” y “Europa+” del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI). X: @joelpena89
* Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva del autor.
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