Fecha Publicación: 06-03-2025
Es natural que, en los últimos años, y por afinidades ideológicas de sus respectivos gobiernos, México y Brasil, han podido acrecentar sus relaciones bilaterales; sin embargo, sería conveniente que ambos países asuman un mayor compromiso político para profundizar sus vínculos económicos y comerciales, teniendo en cuenta que son la primera y segunda economías más importantes de América Latina y el Caribe.
Considerando el actual contexto internacional de incertidumbre y volatilidad económica, una mayor integración de ambas naciones podría favorecer una verdadera asociación estratégica que amplíe y fortalezca sus intercambios recíprocos en todos los ámbitos, particularmente en los sectores comerciales y de inversión.
México y Brasil representan hoy el 60% de la economía de la región; 66% de la inversión extranjera directa; 52% de la población, y 54% del total del territorio de América Latina y el Caribe. Esta tendencia hacia el futuro se mantendrá y es evidente que las poblaciones y las economías de ambos países continuarán siendo las mayores de la región.
Actualmente, las relaciones económicas bilaterales se rigen por los Acuerdos de Complementación Económica números ACE-53 y ACE-55. El primero, fue consolidado en 2002 pero sólo abarca el 12% del universo tarifario. El segundo, está destinado al importante sector automotriz y en 2019 se concluyó la negociación de un Protocolo mediante el cual se logró el libre comercio para los vehículos pesados de ambos países.
Las relaciones comerciales entre ambas naciones están llamadas a ser el gran motor en los próximos años. Brasil es un socio fundamental para México, ya que es el primer destino de las exportaciones mexicanas en América Latina y el primer proveedor de los productos que México importa de la región. Los valores de las inversiones recíprocas colocan también a los dos países en un primer plano a escala regional. Brasil es el principal destino de las inversiones de México en América Latina con un monto acumulado estimado en más de 30 mil millones de dólares. De igual manera, se estima una cantidad similar de inversiones brasileñas en México.
En 2024, y aun cuando México y Brasil no cuentan con un acuerdo bilateral de libre comercio, el mercado brasileño ocupó el séptimo lugar entre nuestros principales socios comerciales y el mercado mexicano se ubicó en el sexto lugar dentro de los socios comerciales de Brasil. Actualmente, la balanza comercial de México con Brasil es deficitaria y, desde 2022, con la entrada en vigor del Paquete contra la Inflación y la Carestía (PACIC), impulsado por el gobierno mexicano, las importaciones brasileñas de productos agroalimentarios a nuestro país se han incrementado de manera sustantiva.
Si bien Brasil es el principal socio comercial de México en América Latina y el Caribe, el intercambio comercial anual entre ambos países, que el año pasado ascendió a poco más de 15 mil millones de dólares, éste significó apenas el 1.2% aproximadamente del comercio total de nuestro país con el mundo.
Con motivo de la toma de posesión de la presidenta Claudia Sheinbaum el pasado 1 de octubre, el presidente Lula da Silva realizó una visita a México, acompañado de una importante delegación de empresarios brasileños. En dicha ocasión, además de reunirse con la mandataria mexicana, Lula participó en el Foro Empresarial Brasil-México, realizado el día anterior en el Club de Industriales, en el cual hizo una efusiva exhortación a los empresarios de ambos países a profundizar y ampliar los intercambios comerciales, dejando a un lado los prejuicios y temores del pasado.
En este contexto, el Consejo Empresarial Brasil-México, constituido en 2019, con una sección brasileña encabezada por la Confederación Nacional de la Industria (CNI) y una sección mexicana liderada por el Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversiones y Tecnología (COMCE), entregaron al Presidente Lula un comunicado conjunto en el que, entre otras medidas prioritarias, recomiendan negociar y concretar un acuerdo comercial integral que impulse las relaciones económicas entre ambos países, incluyendo temas como el comercio de servicios, inversiones, compras gubernamentales, facilitación del comercio, barreras técnicas, medidas sanitarias y fitosanitarias y defensa comercial.
Resulta innegable que una mayor integración de México y Brasil vincularía a más de 340 millones de habitantes, contribuiría a generar una formidable producción manufacturera, y una creciente clase media, joven y con gran capacidad de consumo. Ambos países tendrían, asimismo, más de dos tercios de las 500 mayores empresas de la región.
Por otra parte, debido a que el presidente Trump ha decidido instrumentar políticas proteccionistas en el comercio a través de la imposición unilateral de aranceles a sus principales socios comerciales, incluyendo a México, es más que oportuno que nuestro país busque ampliar y diversificar sus mercados.
Como parte de esta estrategia, México debería aprovechar la oportunidad para aumentar su comercio con Brasil y, al mismo tiempo, explorar alianzas empresariales y de inversión que dinamicen ambas economías.
Finalmente, y en virtud de que las próximas elecciones presidenciales en Brasil se llevarán a cabo en octubre de 2026, resulta evidente que la ventana de oportunidad para negociar y concretar un posible acuerdo de libre comercio entre ambos países se restringe a los siguientes doce meses, los cuales se deben aprovechar antes de que la política se vea anulada por ese proceso electoral.
POR JOSÉ IGNACIO PIÑA ROJAS
Diplomático de carrera en retiro; exembajador de México en Brasil (2019-2022), y actualmente Coordinador de la Unidad de Estudio y Reflexión sobre Brasil del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI).
Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva del autor.
Participación en El Heraldo de México