Fecha Publicación: 18-02-2025
De la sección Opiniones Oportunas del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales
México ha realizado importantes esfuerzos para incrementar el número de mujeres partícipes en su vida pública nacional y en su diplomacia. Desde 2020, México cuenta con una Política Exterior Feminista (PEF), política de estado impulsada desde la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) mediante acciones orientadas a eliminar las brechas y las desigualdades de género. Estas acciones pueden clasificarse en dos vertientes.
La primera consiste en acciones del quehacer diplomático de la Cancillería que establecen que se incluya la perspectiva de género y se visibilice a las mujeres en todos los posicionamientos de política exterior del Estado mexicano. Se trata de formulaciones de carácter político “hacia afuera”.
La segunda vertiente son las acciones “hacia adentro” de la propia SRE, que buscan incrementar la representación de las mujeres en el ingreso y el ascenso dentro del Servicio Exterior Mexicano (SEM), así como en sus puestos directivos. Asimismo, estas acciones incluyen políticas tanto para facilitar cuidados (con guarderías, salas de lactancia, horarios híbridos, entre otras) y la consolidación de lugares de trabajo libres de acoso sexual.
A continuación, enumeraré algunos retos que persisten para las mujeres dentro del servicio exterior, para después abordar cómo las medidas hacia adentro de la PEF pueden contribuir al incremento, la retención y la visibilidad de las mujeres en la diplomacia.
Persiste la falta de representación de mujeres en la diplomacia mexicana
De acuerdo con el “Diagnóstico sobre acciones afirmativas con miras a lograr la paridad de género en el ingreso y ascenso en el Servicio Exterior Mexicano de Carrera”, elaborado en mayo de 2024 por la Cancillería, el SEM se compone de 63% de hombres y 37% de mujeres. En la rama diplomática consular, la disparidad es mayor, con 66% de hombres y 34% de mujeres. Mientras que, entre más aumenta el rango, más se incrementa la disparidad, al comprobarse que en el rango de personas ministras, hay únicamente 18% de mujeres.
Actualmente, las mujeres diplomáticas siguen enfrentando retos que les obstaculizan el ejercicio de su profesión y limitan su ascenso y permanencia en la carrera. El estudio “Strenghtening the Representation of Women in Diplomacy: Challenges and Policy Solution”, realizado en 2024 por Karen E. Smith y Marta Kozielska para la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, identificó algunos factores que contribuyen a la alarmante subrepresentación de las mujeres en la diplomacia a nivel mundial: 1) la discriminación; 2) el sesgo y las percepciones sesgadas del liderazgo femenino; 3) la estratificación de género; 4) la presencia de techos de cristal; 5) el acoso y la intimidación, sexismo incluido, y 6) la falta de recursos. El estudio destaca que, aunque el número de mujeres que ingresan a la carrera diplomática ha aumentado de manera importante desde 1970, persiste un “legado de exclusión” y “continúan patrones de subrepresentación y estratificación de género” en los ministerios de relaciones exteriores. Además, indica que las diplomáticas pueden enfrentar relaciones de poder, sexismo y acoso sexual en sus lugares de trabajo, en las labores que desempeñan en el país de destino, en las redes sociales y durante los procesos de negociación en las cumbres mundiales.
Otro factor que afecta igualmente el avance de las mujeres en la diplomacia es el reto de equilibrar la carrera profesional con la vida familiar. De acuerdo con Smith y Kozielska, este desafío se recrudece en la diplomacia, ya que la carrera requiere de personal movible, y se espera que en ocasiones los funcionarios trabajen largas horas, incluso por la noche y los fines de semana, lo que dificulta combinar el cuidado de los hijos con el trabajo. Esto ha resultado en el fenómeno creciente de mujeres diplomáticas no acompañadas que prefieren permanecer solteras, divorciadas o separadas de sus familias mientras trabajan en el exterior.
Las diplomáticas mexicanas comparten estos retos. De acuerdo con el testimonio de una funcionaria de carrera del SEM, las mujeres se encuentran “desproporcionadamente representadas en el estado civil ‘divorciada’”. Asimismo, el informe “Policy Analysis Exercise, Gender Equality In The Mexican Foreign Service”, elaborado en 2016 por Tania del Río, observa que las mujeres diplomáticas permanecen solteras en mayor proporción que los diplomáticos varones. Asimismo, señala que las diplomáticas se trasladan al exterior sin dependientes con mucha mayor frecuencia que los hombres.
Medidas afirmativas para cerrar las brechas de género
El porcentaje de mujeres en la diplomacia mexicana estará lejos de alcanzar la paridad sustantiva si no se implementan medidas afirmativas como las que llevó a cabo la SRE en su último concurso de ascenso para el personal del SEM, en 2024. Se trató de una convocatoria de ascenso histórica, al ser la primera con acciones afirmativas dentro del Servicio Exterior con el objetivo de que las mujeres diplomáticas obtuvieran 55% de las plazas concursadas y los hombres el 45% restante.
Las medidas afirmativas son necesarias no solo porque las mujeres todavía se encuentran subrepresentadas en todos los rangos de la rama diplomática y consular del SEM sino que, como demostró un estudio realizado en 2023 por Carmen Morales y Dalya Salinas, las mujeres ascienden menos que los hombres debido a los sesgos presentes en el sistema de ascenso. Los concursos de ascenso, si bien se realizan en igualdad formal de condiciones, ponen en desventaja a las mujeres en términos de los puntos obtenidos en el expediente, ya que no se valoran de modo imparcial las adscripciones, las funciones o el tipo de responsabilidades que se asigna comúnmente en el SEM a las mujeres. Tampoco se toma en cuenta el menor tiempo libre del que disponen para estudiar y publicar, debido al mayor número de horas que dedican al trabajo no remunerado del hogar y a las tareas de cuidados.
Todas las medidas “hacia el interior” son primordiales para avanzar en la paridad de las mujeres en la diplomacia y, en especial, para retener sus saberes y talentos.
Entretanto, la modalidad del primer examen de ascenso paritario hizo posible que, por primera vez en muchos años, el concurso se realizara a distancia, es decir no de manera presencial (el concurso de ascenso incluye varios exámenes escritos y orales, junto con actividades formativas que requerían la presencia de los concursantes en México durante un periodo de 2 a 3 semanas). Al respecto, el testimonio de las diplomáticas Salinas y Morales demostró las dificultades que enfrentan las mujeres con responsabilidad de cuidados en el exterior, al no poder viajar a México durante el periodo escolar de sus hijos menores, o bien al verse obligadas a viajar con ellos por no tener donde dejarlos en su ausencia, situación desfavorable que se incrementa por los costos de los boletos de avión y de traslado para las madres solteras, pues esos gastos corren a cargo del concursante.
Esta medida afirmativa ayudará a cerrar las brechas de género existentes en la SRE. No obstante, para alcanzar la paridad sustantiva, las medidas afirmativas tienen que ir acompañadas de políticas internas de cuidado, que permitan adaptar la institución a las necesidades específicas de las mujeres y de otros grupos tradicionalmente discriminados, como las personas con discapacidad. Por regla general, las mujeres han tenido que adaptarse a la institución, adecuándose a ella como altamente masculinizadas. En este sentido, la PEF brinda la oportunidad de incorporar medidas innovadoras “hacia adentro” de la Cancillería para reconocer estas problemáticas, eliminar los sesgos y tomar en cuenta las necesidades particulares de las mujeres en toda su diversidad.
Políticas de cuidado para avanzar en la paridad sustantiva en la diplomacia
Debido a la correlación que hay entre la falta de mujeres en la diplomacia mundial con las tareas de cuidado asignadas desproporcionadamente a ellas, varios servicios exteriores y organizaciones internacionales han avanzado en sus políticas internas de cuidados con el objetivo de cerrar las brechas de género. Por ejemplo, en 2023, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) modificó su política interna de cuidados, garantizando que todos los padres, independientemente de su género, reciban la prestación de 16 semanas remuneradas por paternidad. En la ONU, las madres biológicas reciben 10 semanas adicionales, ampliando su licencia de maternidad remunerada a 6 meses. México, como parte de la Comisión del Servicio de Carrera Internacional, apoyó y validó esta modificación, ejemplo de lo que se puede conseguir mediante el despliegue de una política exterior feminista.
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, avanzar en las políticas de cuidados es fundamental para “lograr la plena igualdad económica y política de las mujeres”, dado que las mujeres asumen la mayoría del trabajo en el cuidado diario de los hijos, de las personas mayores y el hogar. En el caso de México, de acuerdo con el estudio “Hacia una mayor igualdad de género”, elaborado en 2018 por Valérie Frey, et al. para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), se ha advertido que las mujeres tienen “una de las cargas más altas de trabajo no remunerado en la Organización”, lo que afecta considerablemente su tasa de participación en la fuerza laboral. La OCDE indica que, además, las mujeres con responsabilidades de cuidado en México se enfrentan a largas jornadas laborales, normas sociales adversas, discriminación y restricciones jurídicas que limitan dicha participación laboral.
Las largas jornadas de trabajo son un reto que enfrentan las mujeres en la carrera diplomática, así como la laguna jurídica actual que, en los hechos, les impide hacer uso de las prestaciones de guardería y educación especial para hijos con discapacidad, contempladas en la Ley del Servicio Exterior Mexicano (LSEM). Es relevante mencionar que, en algunas adscripciones, el elevado costo de las guarderías y de la educación especial implica un importante deterioro en las finanzas de las mujeres, lo que las pone en desventaja y refuerza las desigualdades de género. En este sentido, Morales ha señalado que “la seguridad financiera de las madres diplomáticas suele ser precaria y constituye una de las más serias vulnerabilidades a las que se enfrentan” a lo largo de su carrera.
No obstante, algunas representaciones de México en el exterior han sido pioneras en establecer esquemas de trabajo flexibles, con fundamento en el artículo 23 del Reglamento de la LSEM, no solo orientados a optimizar la atención al público sino a permitir que los miembros del SEM que tengan deberes de cuidado puedan compaginar sus responsabilidades personales y profesionales. Dichas representaciones también han habilitado salas de lactancia que no solo utiliza el personal acreditado, sino todos los connacionales que acuden a las embajadas y consulados a solicitar documentación, como el registro civil y los pasaportes para sus infantes. En este sentido, resultaría útil que la Cancillería supervise que todas las representaciones en donde labore personal en periodo de lactancia, ya sea que brinde o no atención al público, cuente con espacios para estos usos, así como espacios e instalaciones para personas con discapacidad. Todas las medidas “hacia el interior” son primordiales para avanzar en la paridad de las mujeres en la diplomacia y, en especial, para retener sus saberes y talentos.
Algunas acciones concretas dentro de la Cancillería, que no requieren presupuesto adicional, podrían ser de gran beneficio, como 1) hacer un diagnóstico del personal que requiere ayuda de guardería y educación especial para resolver la laguna jurídica interna antes mencionada para garantizar las prestaciones en favor de la igualdad de género; 2) supervisar que las Representaciones Mexicanas en el Exterior cuenten con espacios adecuados de lactancia; 3) difundir entre todos los miembros del SEM los derechos y las políticas relacionados con la maternidad y la lactancia; y 4) establecer esquemas flexibles de trabajo para madres y padres con hijos menores de edad, con base en la LSEM.
En conclusión, la ausencia de apoyo institucional en los ministerios de relaciones exteriores hacia las mujeres diplomáticas constituye una de las razones por las cuales las personas con responsabilidades de cuidados abandonan la carrera, o son descartadas para puestos de responsabilidad, al no poder realizar largas jornadas laborales. En este sentido, la PEF de México brinda una oportunidad única para corregir las desigualdades históricas dentro del SEM y retener el talento de las mujeres, especialmente de las tienen responsabilidades de cuidado.
MARIANA HERRERA SALCEDO SERRANO es licenciada en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y maestra en Relaciones Internacionales por el Institut Barcelona d’Estudis Internacionals (IBEI).
Participación en la Revista FAL