Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales

Última actualización:
2025-02-21 17:39

¿DESARROLLO SOCIAL O DESARROLLO SUSTENTABLE?

Fecha Publicación: 31-01-2025

La cuestión de cómo evaluar el bienestar social de un modo que incorpore los principios del desarrollo sostenible es un tema de constante discusión entre ecólogos, economistas ambientales y aquellos que adhieren a la economía convencional. A pesar de los avances en la búsqueda de una métrica alternativa, las naciones persisten en utilizar el PIB y sus variaciones anuales como el principal indicador de progreso económico y, por extensión, de bienestar social.

De hecho, un abanico de iniciativas regionales aborda estas temáticas desde perspectivas únicas. En América Latina, el concepto de Buen Vivir promueve la armonía con la naturaleza; en India, el Swaraj Ecológico busca una democracia ecológica radical; Ubuntu, en África Austral, enfatiza la identidad y el cuidado comunal; las Economías Sociales y Solidarias, en Europa y América del Norte, buscan una producción y consumo más justos y democráticos; y la Economía Regenerativa, en Estados Unidos, se enfoca en restaurar la naturaleza y promover la equidad. Si bien cada tendencia tiene sus particularidades, no son mutuamente excluyentes y pueden complementarse para construir un futuro más sostenible y equitativo. De ahí que se derriben acuerdos internacionales para estas agendas.


La Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible representan un consenso global para impulsar una transformación profunda en todas las esferas de la vida. Esta transición hacia un futuro más sostenible requiere un diálogo constructivo entre diversas perspectivas y teorías. En este contexto, las empresas desempeñan un papel crucial como agentes de cambio, capaces de demostrar que el desarrollo social y el desarrollo sostenible no son objetivos contrapuestos, sino complementarios. Las empresas como catalizadores del progreso económico y social, tienen la capacidad de generar empleo, fomentar la innovación y distribuir riqueza, las posiciona como actores clave en la construcción de un futuro sostenible. Por ello, las empresas públicas como las privadas deben integrar prácticas que promuevan el desarrollo económico, el bienestar social y la protección ambiental.

En un mundo cada vez más consciente, la reputación de una empresa está intrínsecamente ligada a su compromiso con la sostenibilidad. Los criterios ESG se han convertido en un estándar de inversión, demostrando que rentabilidad y sostenibilidad pueden ir de la mano. Sin embargo, la proliferación de reportes ESG ha generado dudas sobre su veracidad. Es por tanto que marcos como GRI y DJSI buscan garantizar la transparencia y comparabilidad de esta información, fortaleciendo la confianza de los inversores y la sociedad.


El debate entre el desarrollo social o el desarrollo sustentable tiene como base la distracción de la prioridad máxima en cuanto a las acciones en favor del medio ambiente. Todo actor económico debe asumir una responsabilidad que de manera directa o indirecta todo ser vivo es sensible. Más allá de los marcos teóricos, y grandes lineamientos conceptuales existe una tendencia que pronto se convertirá en constante: la sustentabilidad es rentable, por tanto existe un desarrollo multisectorial y democrático.

*El autor es Director de Desarrollo de Negocios en la Embajada de Israel en México. Egresado en Relaciones Internacionales con especialidad en Economía Global por la Universidad Anáhuac México, Campus Norte. Integrante de la UER de Energía y Sustentabilidad del COMEXI. Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva del autor.

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