Fecha Publicación: 24-01-2025
Inicié mi carrera diplomática cuando los múltiples retos que surgían con la primera presidencia de Donald Trump motivaban al gobierno mexicano a buscar la diversificación de las relaciones económicas del país, entendiendo que era urgente contar con un plan de respaldo si se cerraba el mercado norteamericano.
Hoy, cuando la segunda presidencia de Trump vuelve a abrir un panorama complejo en la relación con Estados Unidos, vale la pena retomar los esfuerzos para la diversificación. Para que ésta sea exitosa, debe enfocarse en países que ofrezcan ventajas a México debido al volumen y estabilidad de sus economías y factores como la conectividad internacional. En esta lógica, Kazajstán destaca como un socio relevante.
Kazajstán es el motor económico de Asia Central, ocupando el puesto 40 entre las economías más grandes del mundo. Su estabilidad financiera está respaldada por vastas reservas de petróleo, gas natural, uranio y carbón. Este atractivo ha llevado a numerosas empresas y bancos internacionales a establecerse en el país, aprovechando las políticas favorables a la inversión promovidas por el gobierno kazajo.
Aunque carece de acceso directo al mar, Kazajstán cuenta con una red logística altamente desarrollada. Ciudades como Astaná y Almaty albergan modernos aeropuertos internacionales, mientras que su inclusión en la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China ha fortalecido su infraestructura de transporte. Proyectos como el Puerto de Khorgos, clave para el comercio con China, y la Ruta de Transporte Internacional Transcaspio, que conecta Asia con Europa, consolidan a Kazajstán como un nodo logístico global.
Kazajstán tiene industrias fuertes con necesidades de importación y capacidad de inversión. Las empresas kazajas importan maquinaria, aparatos mecánicos, vehículos, equipo de transporte, insumos para la industria eléctrica, productos farmacéuticos, entre otros. Invierten en rubros como energía, minería, agricultura e infraestructura, principalmente en otros países de Asia Central.
En 2012, el gobierno lanzó la estrategia “Kazajstán 2050”, con el objetivo de diversificar la economía hacia sectores tecnológicos y manufactureros, y de expandir sus inversiones a mercados no tradicionales.
Kazajstán es también un atractivo mercado para bienes de consumo. Una proporción significativa de los kazajos han transitado a la clase media 67% según un cálculo del Banco Mundial publicado en 2021)-, demandando variedades de productos como vehículos, electrónicos, alimentos frescos y procesados, ropa, cosméticos y manufacturas.
Un paso fundamental para fortalecer los vínculos con Kazajstán sería la apertura de una embajada en Astaná. Nada refleja mejor la seriedad de una relación bilateral que el establecimiento de representaciones mutuas. Tener una embajada es decirle a tu socio “me importas lo suficiente para proveerte de un interlocutor directo y permanente.”
Kazajstán cuenta con una embajada en Ciudad de México desde 2016. Por su parte, México conduce sus relaciones diplomáticas con Astaná desde la embajada en Ankara, Türkiye. Ésta hace un valioso esfuerzo por mantener un activo diálogo político, incentivar los vínculos comerciales y fomentar la cooperación. Sin embargo, el potencial de la relación bilateral podría aprovecharse plenamente con presencia mexicana en el terreno.
Desde luego que una de las principales consideraciones para la apertura y operación de una embajada en Astaná es el presupuesto. No es un secreto que hay problemas urgentes que requieren la asignación de recursos del Estado mexicano.
Por ello, la apertura de la embajada debe plantearse como una meta a mediano plazo, iniciando los preparativos necesarios para que, cuando las condiciones lo permitan, se dé ese paso faltante en la relación con Kazajstán.
La relación con Estados Unidos será siempre prioritaria y demandará tiempo, dinero y capital humano que el gobierno deberá destinar. No obstante, la importancia de la diversificación es que puede traducirse en nuevos mercados para nuestras exportaciones y la atracción de inversiones. Kazajstán es un socio con enorme potencial que merece mayor atención.
*El autor es licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Autónoma de México, Maestro en Ciencias del Servicio Exterior por la Universidad de Georgetown y miembro del Servicio Exterior Mexicano. Es integrante de la UER de Mediterráneo oriental, Cáucaso y Asia central del COMEXI.
Participación en El Economista