Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales

Última actualización:
2023-01-27 11:24

DIMENSIONES MULTIFACÉTICAS DE LA COMPETENCIA SISTÉMICA ENTRE ESTADOS UNIDOS Y CHINA

Fecha Publicación: 17-01-2025

La confrontación entre Estados Unidos y China -acelerada con la “guerra comercial” iniciada por el presidente Trump en 2017- rápidamente se hizo más compleja para dar lugar a una competencia sistémica, en la que ambas potencias buscan asegurar su hegemonía global. Esta competencia tiene varias dimensiones, en la que la comercial es la más visible, pero igualmente importantes son las vertientes industrial, tecnológica, financiera y militar, con su subyacente político/ideológico, con el que cada una de las dos potencias desarrolla sus estrategias de presión y reacomodo de alianzas.

China asumió el reto y de inmediato tomó medidas para propiciar su propia desvinculación, con lo que la competencia se trasladó al ámbito de las inversiones, las finanzas y el desarrollo tecnológico. Hoy, el sector de las tecnologías se presenta como el que definirá el rumbo futuro de esta competencia en el largo plazo. Al mismo tiempo, China ha aumentado y diversificado su comercio exterior, ha expandido su presencia global a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta y redefine sus alianzas regionales a través de la RCEP y la ampliación de los BRICS; ha construido importantes fortalezas financieras internacionales, a la vez que impulsa el fortalecimiento de sus capacidades militares y navales.


Estados Unidos, por su parte, ha respondido con importantes iniciativas en materia de tecnología, restricciones a las inversiones, renovación de alianzas en la región Indo-Pacifico y desde luego con distintas medidas de protección comercial, desarrollo industrial y de seguridad nacional.

Ante las medidas anunciadas por Trump 2.0, diversos países ya empiezan a anunciar sus propias medidas de protección con el objetivo de salir bien librados en las escaramuzas que vienen. Las opciones van desde desvincularse de la economía china (decoupling), mantener los intercambios con reducción de riesgos en sectores estratégicos (de-risking), integrarse de manera más decidida a China, o insistir en la diversificación sin tomar partido en la confrontación y optar por nuevas formas de multilateralismo. En este sentido, los países de ASEAN han reforzado su alianza con China a través de la RCEP, la Unión Europea ha optado por la reducción de riesgos en su vinculación productiva con China, China registra una rápida expansión de su presencia en América Latina y el Caribe y ha forjado nuevas vinculaciones con los casi 150 países asociados a la Franja y la Ruta.


México ha venido avanzando en el fortalecimiento de su industria manufacturera y en su comercio exterior, con la todavía incipiente relocalización de algunos sectores que integran componentes asiáticos y de otros orígenes que han aumentado la competitividad y la participación en los mercados globales, sobre todo el norteamericano, a la vez que contribuyen a la diversificación. Con el nuevo Plan México se plantea propiciar una integración más profunda en América del Norte, con políticas de fomento industrial que se anuncia buscarían la desvinculación respecto de China. No obstante, esta visión tiende a desconocer las importantes cadenas de valor que son fundamentales para los respectivos mercados internos, para la reglobalización de la que somos parte y para el futuro de la integración y bienestar de la misma región norteamericana. Por ello, es importante insistir en el potencial que deriva de seguir impulsando la vinculación productiva trilateral México-Estados Unidos-China, profundizar las relaciones con China en sectores estratégicos para la sociedad mexicana, evitar antagonizar a la potencia ascendente y aprovechar las cambiantes circunstancias globales para procurar los mejores beneficios para el desarrollo nacional y la proyección internacional de México.

Participación en El Economista