Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales

Última actualización:
2023-01-27 11:24

CIUDADES SANTUARIO, RESISTENCIA FRENTE A DEPORTACIONES

Fecha Publicación: 15-01-2025

Las ciudades santuario son espacios únicos de cooperación y de apoyo social para hacer visibles las vulnerabilidades de los y las migrantes trabajadores y sus familias en los Estados Unidos.

El movimiento santuario emergió en la década de los ochenta del siglo pasado en los Estados Unidos en apoyo de los migrantes de Centroamérica para mejorar su calidad de vida y ser refugiados en espacios sociales y religiosos como un efecto contrario a las deportaciones y las detenciones que se iniciaron en esa época por los éxodos de población civil como efecto de las guerras civiles en los países de Centroamérica. Al paso de los años y con la migración masiva de mexicanos a los Estados Unidos a partir de 1994, el movimiento también fue importante en la defensa de los derechos humanos de los nuevos migrantes mexicanos que llegaron y que fueron criminalizados bajo leyes restrictivas de estados y gobierno federal de los Estados Unidos.

El movimiento santuario sirvió en esa época para la formulación de políticas públicas conocidas como leyes santuario que activaron protocolos para la protección de información de los migrantes frente a las instituciones que vigilaban la migración no legal. La conformación de una Nueva Ley de Seguridad Nacional (2002) de los Estados Unidos después de la caída de las Torres Gemelas en Nueva York impactó en la vida cotidiana de los migrantes y vieron el movimiento santuario como una oportunidad para protegerse de leyes federales en espacios locales como San Francisco y Nueva York, ciudades santuario que siguieron protegiendo a los migrantes frente a deportaciones masivas, detenciones basadas en perfil racial y contra la violación de derechos humanos de sus comunidades migrantes.

El movimiento de ciudades santuario de los Estados Unidos ha mantenido su fuerza y vigencia como movimiento social por más de 40 años, aún con los cambios y dinámicas aceleradas de la migración internacional a los Estados Unidos y la compleja situación de las Estados-nación que reciben a los migrantes de forma no legal en un fenómeno de migración masiva no solo a nivel regional, sino a nivel global.

El Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular de 2018 desafió los nuevos retos de los Estados-nación de la migración con base en los Objetivos del Desarrollo 2030 de la ONU y busco asegurar un nuevo trato a los migrantes trabajadores y sus familias con la integración plena como una base para ejercer sus derechos. Antes del 2020, la promoción de políticas públicas integrales fue importantes para coadyuvar en esta misión desde distintos organismos internacionales y con la cooperación de un gran número de Estados-nación.

Sin embargo, la crisis migratoria y de refugio se exacerbó a partir de la pandemia por COVID-19 y declarada en la región de América del Norte en marzo de 2020, lo que transformó nuevamente el consenso global del Pacto Migratorio por una mejor gobernanza de la migración global. Esto generó la participación nuevamente de los migrantes y sus aliados en torno a movimientos sociales previos como las ciudades santuario y se establecieron nuevas regulaciones para la atención de los migrantes y refugiados, ahora en la frontera mexicana con Estados Unidos y allende México.

El cierre de fronteras detuvo los procesos de ingresos al país vecino por casi dos años, lo que implicó que muchos de las personas en búsqueda de refugio por las crisis de violencia de los países de Centroamérica y las crisis económicas de países como Haití y Venezuela detuvieran su tránsito en México para solicitar el refugio en los Estados Unidos. La frontera México-Estados Unidos se convirtió en un espacio de esperanza y refugio para muchos migrantes durante la época de la Pandemia por COVID-19 con el apoyo de las comunidades locales de ciudades fronterizas de México y Estados Unidos.

La vulnerabilidad de los grupos migrantes en el presente en México y Estados Unidos ha permitido destacar la importancia de movimientos sociales como el de las ciudades santuario ya que se han hecho visibles los riesgos de diversa índole de estas comunidades migrantes al no contar con protecciones y derechos humanos en el movimiento migratorio. El migrar de hombres y mujeres, niños y jóvenes no acompañados, representa un reto para encontrar mejores mecanismos de integración a las sociedades de recepción por medio de leyes santuario que los protejan y reduzcan los riesgos de estas comunidades.

El feminismo ha hecho aportaciones importantes al pensamiento y como movimiento social también ha explicado la importancia de reconocer la vulnerabilidad de los migrantes. Judith Butler explica que “la capacidad del concepto de vulnerabilidad puede apoyar a transformar nuevas formas de resistencia política y de cambio social con la disposición subjetiva y distribución desigual de la sociedad” (Butler, 2016). Es por ello, que las propuestas básicas del movimiento santuario han frenado por más de cuarenta años políticas restrictivas en contra de los migrantes no documentados y que en el presente ha sido un movimiento social importante para comprender los tipos de desigualdad social que lleva a los migrantes a asumir los riesgos de la migración no regulada.

La llegada de Donald Trump a la presidencia con amenazas de deportaciones masivas nos habla nuevamente de un desequilibrio social y político que se ha tratado de eliminar por medio de un acuerdo entre los anteriores presidentes de México y Estados Unidos en el Diálogo de Alto Nivel sobre Seguridad (2023). Por ello, debemos saber que las enseñanzas del movimiento santuario han sido un ejemplo para regular mejor la migración y conseguir una integral incorporación de los migrantes en sus lugares de destino, por medio de acciones no violentas y en búsqueda de una visión humanitaria de la política migratoria.

Coordinadora de la Unidad de Estudios y Reflexión de Mexicanos en el Exterior del COMEXI, es doctora y maestra en Antropología Social por el CIESAS, CDMX y especialista en Políticas Públicas Migratorias y el Patrimonio Cultural de los Migrantes. Realizó una estancia postdoctoral en el Center for Latino Policy Research de la Universidad de California, Berkeley y tiene publicaciones sobre las ciudades santuario en revistas especializadas.

Participación en El Sol de México