Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales

Última actualización:
2024-12-21 04:33

LA COP 29 Y LA CONJUGACIÓN MEGAWATTS, GIGABYTES Y CO2

Fecha Publicación: 04-12-2024

Una de las ausencias más notorias en la COP 29 fueron los líderes tecnológicos mundiales. Si te preguntas cuál es la relación entre tecnología y medio ambiente, el maestro Guillermo Gutiérrez Nieto nos explica un poco más de ella.
En la agenda de la 29ª edición de la Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, máximo órgano de las Naciones Unidas para la toma de decisiones sobre cuestiones climáticas en el mundo, un tema velado fue el del incremento en la demanda de energía eléctrica por parte de las grandes empresas tecnológicas para desarrollar la inteligencia artificial y su efecto en la huella de carbono global.

Tradicionalmente en las sesiones de las COP, la participación de las corporaciones tecnológicas es en escenarios alternativos a los espacios donde ocurren las negociaciones entre los Estados. Esta ocasión, la denominada Zona Verde —dentro del estadio de Bakú, Azerbaiyán— albergó empresas, grupos juveniles, sociedad civil, academia y artistas, quienes expusieron enfoques innovadores, tecnologías de acción climática y emprendimiento. La diferencia esta vez fue la casi nula visibilidad de los líderes tecnológicos mundiales.

La razón es la opinión global predominante sobre estos actores internacionales, a los cuales se les reconocen sus aportaciones en el desarrollo de la inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes, a la par de que se les cataloga como emisores relevantes de CO2 debido a su creciente consumo de energía eléctrica. Esta situación los ha colocado en el foco de atención, equiparándolos con las empresas de petróleo y gas por sus efectos en el calentamiento global de la atmósfera.

De acuerdo con una investigación que publicó Morgan Stanley en septiembre pasado, los centros de datos de empresas como Google, Microsoft, Meta y Amazon Web Services podrían contribuir con el 5.1% de las emisiones globales para fines de la década, frente al 1.9% que representaron en 2022. Ello fundamentalmente como consecuencia de la ampliación de sus capacidades de IA y de computación en la nube, lo cual generará emisiones equivalentes a 2,500 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono para finales de 2030, alrededor del 40% de lo que emite Estados Unidos en un año.

Esta tendencia ha obligado al sector a intensificar sus inversiones directas en energías limpias, incluida recientemente la energía nuclear. En el primer caso, Microsoft ha firmado diversos PPA (Power Purchase Agreements) a largo plazo y con precio acordado por un total de más de 800 MW con Leeward Renewable Energy y RWE. También ha firmado un acuerdo de 500 MW de energía solar distribuida en Estados Unidos con Pivot, y acuerdos eólicos y solares en Europa con Repsol y European Energy. En el segundo caso, destaca el convenio suscrito por Microsoft y Constellation Energy, empresa pública propietaria, para reactivar uno de los reactores de la planta nuclear Three Mile Island o el empréstito que logró Holtec International, empresa privada, del Departamento de Energía de los Estados Unidos para reabrir la planta nuclear de Palisades.

La situación actual conlleva un doble dilema. Primero, la industria tecnológica deberá definir qué parte será la responsable de las emisiones de CO2 cuando se utilicen combustibles fósiles para obtener energía o refrigeración (el propietario del centro de datos, el operador o el cliente final). Segundo, deberá asumir plenamente la decisión de afrontar la huella de carbono de la energía utilizada mediante inversión directa o con la compra de certificados en energía eólica, solar o nuclear generada en otras partes del mundo. En ambos casos, lo mediato marcará la pauta definitiva.

Participación en Telokwento