Fecha Publicación: 08-11-2024
Donald Trump ha sido reelegido como presidente de Estados Unidos. A diferencia de 2016, Trump no solo llega a la Casa Blanca con los votos del Colegio Electoral necesarios para ganar la presidencia, sino con una mayoría del voto popular, alcanzando el 51 por ciento, lo que otorga legitimidad a su triunfo, a pesar de enfrentar cargos legales y haber sido objeto de dos juicios políticos previos. Además, el Partido Republicano ha logrado una mayoría tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, lo que proporciona un sólido respaldo a la nueva administración de Trump para su agenda política.
La reelección de Trump puede atribuirse a cuatro factores principales: una movilización efectiva, cambios demográficos, una campaña demócrata poco efectiva y descontento con la administración de Biden, de la cual Kamala Harris tuvo dificultades para distanciarse. Con la experiencia de dos campañas anteriores, el equipo de Trump movilizó con éxito a los votantes el día de las elecciones, logrando una mayor participación en estados clave. Demográficamente, el apoyo a Trump aumentó entre los votantes masculinos, especialmente en las cohortes más jóvenes, y mostró ganancias inesperadas entre los votantes hispanos. Asimismo, los votantes sin educación universitaria se inclinaron fuertemente hacia Trump, influyendo en los resultados electorales en general.
Aunque se podría pensar que los Demócratas perdieron el 5 de noviembre, en realidad la campaña se vio comprometida hace cuatro años al no posicionar a un(a) candidato joven y energético que pudiera competir contra Trump. La falta de tiempo los llevó a preparar la campaña de Harris en solo tres meses. Error.
Los temas económicos y de política exterior también jugaron un papel crucial en la victoria de Trump. A pesar de indicadores económicos sólidos, como el crecimiento del empleo y los avances en la manufactura bajo Biden, la inflación persistente y el aumento de los costos de vida desalentaron el apoyo hacia los Demócratas. La insatisfacción de los votantes con la política exterior de la administración actual—especialmente en temas como la migración indocumentada, la situación en Ucrania y el manejo de las relaciones exteriores—contribuyó a este cambio. La experiencia empresarial de Trump lo posicionó como un candidato capaz de abordar preocupaciones económicas, mientras que su postura asertiva en política exterior atrajo a votantes que buscaban un liderazgo más firme en los asuntos globales. A medida que se prepara para su segundo mandato, se espera que Trump adopte un enfoque más radical que durante su primera administración, favoreciendo a leales sobre tecnócratas en agencias independientes, lo que podría aumentar la inestabilidad y la imprevisibilidad política.
Implicaciones Bilaterales
Una nueva presidencia de Trump podría impactar significativamente a México, dado que ha propuesto medidas agresivas en comercio, inmigración y narcotráfico que afectarían directamente al país. Las promesas de Trump incluyen desplegar más agentes fronterizos, realizar deportaciones masivas y establecer aranceles sobre las importaciones mexicanas si persisten los problemas de migración y tráfico de drogas. También ha sugerido la posibilidad de una acción militar contra los cárteles de la droga en México, un movimiento que podría tensar severamente las relaciones entre EE. UU. y México. Aunque gran parte de esta retórica podría haber servido a propósitos electorales, es probable que Trump mantenga presión sobre México para que se alinee con sus intereses, especialmente en lo que respecta a políticas migratorias más estrictas, esfuerzos por reducir el contrabando de drogas hacia EE. UU. y limitar las oportunidades económicas para China en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Otro desafío surge del hecho de que los republicanos mantienen una mayoría en ambas cámaras del Congreso. Desde la primera presidencia de Trump, el Partido Republicano se ha alineado cada vez más con su doctrina. Con un partido unificado al control de ambas cámaras, es poco probable que Trump enfrente importantes controles y equilibrios en política exterior, lo que podría traducirse en una mayor presión sobre México. Todos los comités del Congreso estarán liderados por miembros del Partido Republicano, quienes establecerán prioridades en temas clave como la política exterior, la energía y la seguridad nacional. La composición del Senado será particularmente importante, ya que manejará los esfuerzos trilaterales relacionados con la ratificación del T-MEC en 2026. Un Senado republicano alineado con Trump podría someter el tratado a un mayor escrutinio, potencialmente allanando el camino para revisiones y renegociaciones en lugar de una ratificación sencilla.
Participación en El Economista
