Fecha Publicación: 03-06-2019
Estimado presidente Andrés Manuel López Obrador:
Si de verdad quiere lo mejor para México debe tomar parte de la reunión del G20 en Japón. Usted llegó para hacer un cambio, pero los grandes problemas del futuro se están discutiendo hoy ya trascienden nuestras fronteras.
Como recordará, el origen de las reuniones de los países desarrollados con los principales países emergentes se debió a un problema coyuntural, la crisis financiera de 2008, cuyas consecuencias afectaban a todas las economías. Recordará que nuestro país sufrió un decrecimiento del -5.3% del Producto Interno Bruto en 2009. México no se vio involucrado directamente en la especulación bancaria, simplemente fue víctima del contagio debido a que formamos parte de un sistema económico globalizado. Hoy no nos encontramos menos expuestos, al contrario, son más los frentes en los que debemos estar preparados para las amenazas del exterior.
Entiendo perfectamente que al interior tenemos problemas muy serios, empezando por la inseguridad, pero dado el carácter estructural de la violencia en el país, el viajar a Osaka no hará ninguna diferencia en ese sentido. En cambio, la perspectiva de México en la reunión de jefes de estado si puede hacerla, la palabra clave es compromiso.
Los presidentes y primeros ministros no los reúne la amistad, es más, no necesariamente se caen bien y sin duda tienen posiciones encontradas en ciertos temas; estarán ahí porque comprenden que los problemas del futuro los trascienden. El ejemplo más claro del disenso es la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París, el cual al mismo tiempo es ejemplo del compromiso con el futuro de la humanidad por parte del resto de los miembros. Hoy en día dicho Acuerdo es el esfuerzo más importante de cooperación internacional para el mantenimiento del medio ambiente como un bien público global.
Quizá decir que una crisis financiera fue la causa de la reunión de los países más importantes en términos económicos no hable muy bien de las prioridades de la humanidad, pero poco a poco la agenda ha ido incorporando otros temas relevantes, medio ambiente, salud, educación, los objetivos de desarrollo sustentable 2030 entre otros. Tampoco habla bien que la gran mayoría de la sociedad no tenga claro los resultados de las reuniones en lo cotidiano. Pues bien, en términos financieros lo logrado no ha sido poca cosa, se dio una reconfiguración de las reglas del juego, desde los requerimientos de capital para los bancos, hasta la infraestructura de los instrumentos derivados.
Debe saber que, así como el neoliberalismo fue dañino para México, lo fue para el mundo, y esas condiciones son lo que muchos líderes están buscando superar, algunos de ellos estarán en Osaka, consientes que solo se puede lograr con la colaboración de todos. Uno de los cambios por venir es la modificación de los índices de referencia de los créditos a nivel internacional, conocidos como benchmarks, el principal de ellos, el Libor, fue evidenciado como un indicador sujeto a manipulaciones por los grandes bancos. Durante la crisis de la deuda de los años 80 la mayor parte de los créditos a los países desarrollados tenían índices similares como referencia para los intereses que se pagaban.
Naturalmente, los temas de la agenda de Japón responden a las prioridades de un país desarrollado, hace sentido que los países en desarrollo busquen en conjunto impulsar los suyos, particularmente temas sensibles para México, por ejemplo, el fenómeno de limitación de servicios bancarios trasfronterizos o de-risking puede provocar complicaciones al envío de remesas de nuestros paisanos. El tema por si solo hace que valga la pena la asistencia.
Lo de menos es como llegue a la cumbre, ya sea en una aerolínea comercial o de aventón con sus pares de Canadá y Estados Unidos.
Convenció a los mexicanos que nuestros principales retos para salir adelante como nación es cerrar las brechas de desigualdad entre el norte y el sur y atajar frontalmente la corrupción, esta es la oportunidad de que convenza a sus pares de lo mismo.