Fecha Publicación: 17-04-2020
La importancia del transporte en estos tiempos de emergencia se ha vuelto un elemento crítico para el abastecimiento de suministros de bienes y el traslado de personas. Miles de operadores ponen en riesgo su vida para que podamos seguir alimentándonos, para que no nos falten medicinas, moviendo hidrocarburos e incluso trasladando personal de atención a la emergencia. De acuerdo con el Unión Internacional del Transporte por Carretera (IRU), alrededor del 6% de la población mundial tiene un trabajo relacionado al transporte.
Tras la declaración de emergencia en Estados Unidos del presidente Donald Trump se ha detonado un lapso en el que miles de negocios tienen que mantenerse cerrados. Mientras tanto, algunos otros sectores considerados como “industrias esenciales” en la guía publicada por el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense, mediante la Agencia de Seguridad de Infraestructura Cibernética, se encuentran exentos de medidas bajo este estatuto. Una de ellas es el sector del transporte de carga y de personas. Por su relevancia, la Oficina de Administración Federal de Seguridad de Vehículos de Autotransporte ha hecho llegar un comunicado a los diferentes gremios para su conocimiento.
Al igual que los médicos y todo el personal de salud, los transportistas ponen en riesgo su bienestar para poder brindar los insumos necesarios a la población, por lo que es importante reconocer el trabajo que están haciendo y reflexionar sobre el relevante papel que desempeñan en nuestra sociedad. Realizan largas jornadas laborales, llevan alta responsabilidad en sus manos –propia y del resto de los usuarios de carreteras–, así como el traslado de los sueños y los proyectos de un sinfín de emprendedores o empresarios consolidados que confían en los transportistas para que sus proyectos materializados lleguen a buen fin. De acuerdo con la Asociación Nacional de Productores de Camiones y Tractocamiones, 56% de la carga nacional se mueve por autotransporte y 71% del comercio bilateral con Estados Unidos. En un sencillo ejemplo podemos ver la relevancia del tema.
Al igual que los médicos y todo el personal de salud, los transportistas ponen en riesgo su bienestar para poder brindar los insumos necesarios a la población
Hoy, en el entorno en el que cobran importancia las megalópolis, y en un mundo en donde de acuerdo con el Banco Mundial, el 80% del PIB se genera en ciudades, la conciencia por los estándares de cuidado del medio ambiente y en el contexto de los servicios de entrega y de traslado a destino que se encuentran en creciente demanda, es un momento para reflexionar sobre cómo llegan los bienes a nuestras manos y la responsabilidad que esto conlleva.
En esta línea de pensamiento, considerando que algunas economías mundiales se han construido como bloques económicos, es una realidad que la región de Norteamérica tiene una relación aún más estrecha de lo que consideramos, no por nada uno de los apartados con más ajustes en la renegociación del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ha sido el tema del transporte y todas sus vertientes. Por ejemplo, la industria automotriz, que en México crea más de un millón de empleos en la fabricación de vehículos ligeros y comerciales, además de alrededor de 850 000 empleos para las autopartes. Tomemos como ejemplo la manufactura de vehículos pesados, en donde en países como Canadá o Estados Unidos se le ha denominado una “industria esencial” y puede seguir operando. Sin embargo, al tener a la industria automotriz mexicana cerrada, llegará un punto en donde estas cadenas, al ser eslabones plenamente integrados, se presentará un cuello de botella que no permitiría su pleno funcionamiento; es decir, si México no produce unidades o autopartes, en algún momento esto impactará la cadena de suministro en los otros países miembros del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, por lo que los esfuerzos aislados deberán de consensuar y buscar un alineamiento, en otras palabras, buscar ejecutar acciones locales de injerencia mundial.
El IRU estima que en 2020, la industria del transporte decrecerá a razón del 20% a nivel mundial, dejando en la mesa alrededor de 800 000 millones de dólares, un reflejo de una economía global que se ha atrincherado y que se restablecerá a respiración profunda. En el marco de esta emergencia sanitaria, es necesario concientizarnos como sociedad sobre la importante tarea de los transportistas y sumarlos a la lista de personas de distintas profesiones que se desempeñan en las primeras líneas de esta batalla.