Fecha Publicación: 17-07-2020
Latinoamérica ha experimentado un rápido proceso de modernización y democratización en las últimas décadas. A pesar de que las instituciones formales cambiaron, el contexto social y las normas informales no evolucionaron tan rápido como la economía, y continúan obstaculizando el efectivo ejercicio de derechos de las mujeres, especialmente derechos sexuales y reproductivos. En el marco de estas sociedades conservadoras se ha desarrollado un fuerte compromiso feminista, construyendo organizaciones y movimientos en búsqueda de una transformación de la sociedad por medio de una movilización individual y colectiva. Es con este impulso que surgió el movimiento trasnacional feminista La Marea Verde, en respuesta a la falta de acceso a salud sexual y reproductiva de las mujeres en América Latina. Se caracteriza como un movimiento marcado por la sororidad entre las mujeres de la región, resultado de la discriminación institucional a la que se enfrentan sistemáticamente.
Dicha discriminación se debe, en primer lugar, a la predominante cultura patriarcal que influye en las normas sociales de la región. Otro factor importante es la religión, la cual sigue condicionando tanto la educación formal e informal, como las leyes y las políticas públicas. Se suman también las enormes desigualdades económicas y sociales. Estas desigualdades estructurales y normas sociales han dificultado cambios en los marcos legales a favor de una educación sexual y reproductiva integral y de la despenalización del aborto, lo anterior impacta negativamente en la vida de las mujeres.
Poder, sororidad y una marea verde
Para entender cómo La Marea Verde que se propagó por toda Latinoamérica, vale la pena analizar el movimiento desde un marco teórico de poder (propuesto por teóricos como Lisa VeneKlasen y Valerie Miller en el Norte global) y el papel de la sororidad en este movimiento feminista trasnacional. Debido a las similitudes regionales previamente presentadas, Argentina se convirtió en un “laboratorio” para la región, de acuerdo con la teoría de Caroline Beer, implementando mecanismos exitosos que posteriormente fueron replicados en otros países de la región debido a la similitud en los contextos. Las mujeres argentinas tuvieron logros significativos, al movilizarse a un punto en el que el gobierno tuvo la necesidad de discutir en el congreso temas relacionados al aborto bajo el escrutinio internacional.
La sororidad jugó un papel fundamental en la consolidación de La Marea Verde como movimiento feminista trasnacional, pues enfatiza la agencia de las mujeres que participan en el movimiento y co-crean una voz común por medio de diversas demostraciones de poder. Entendemos por poder interno al que resulta de la conciencia y entendimiento de una misma, reconociendo la capacidad de oponerse al status quo. Por su parte, el poder en conjunto se presenta cuando personas que han tenido experiencias similares se unen para realizar acciones colectivas, formando una voz en común y aumentando su poder colectivo. El “poder para” involucra el fortalecimiento de agencia para crear una agenda y presentar demandas.
Las mujeres que de manera individual deciden enfrentar al status quo en busca de un reconocimiento a sus derechos sexuales y reproductivos, y reconociendo que tienen la capacidad individual para cambiar el orden de las cosas, demuestran dicho poder interno. Por otro lado, el ciberactivismo utilizado por las mujeres argentinas resultó en la movilización de redes de mujeres en otros países latinoamericanos, que son una muestra de sororidad para presionar a sus respectivos gobiernos a legalizar el aborto. En este punto, las mujeres de La Marea Verde demuestran poder en conjunto, al formar una voz en común. Las redes de mujeres que originalmente se movilizaron para apoyar a las mujeres argentinas comenzaron a demandar a sus propios gobiernos educación sexual integral, aborto legal y gratuito, y acceso a anticonceptivos, logrando la discusión del tema en sus respectivos congresos e incluso impactando el estatus legal del aborto. Al lograr implementar una agenda usando su voz en común, las mujeres de La Marea Verde alcanzaron “poder para”.
La sororidad jugó un papel fundamental en la consolidación de La Marea Verde como movimiento feminista trasnacional.
Por lo tanto, la voz de este movimiento ha tenido un efecto búmeran, ejerciendo una presión sobre los Estados líderes de la región y de las agencias gubernamentales internacionales, a la vez que presiona a los gobiernos que resisten el cambio demandado. Por lo tanto, La Marea Verde ha conseguido una influencia positiva de largo alcance en la creación de un espacio trasnacional para la agenda feminista.
La Marea Verde ha cambiado el discurso sobre los derechos y la salud sexual y reproductiva de las mujeres, los cuales se han posicionado en la agenda pública y política en varios de los países de la región. A pesar de las pocas transformaciones normativas, el gran éxito de La Marea Verde es la coordinación trasnacional de las feministas latinoamericanas, que están renegociando las normas y las expectativas de las sociedades machistas de la región. La sororidad del movimiento pudo unir a las mujeres de toda una región en la construcción de una agenda común.
¿Qué sigue para el movimiento?
A pesar de la expansión regional del movimiento, La Marea Verde todavía enfrenta desafíos, principalmente las arraigadas normas sociales que prevalecen en Latinoamérica y que facilitan discursos contra el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo o justifican el “derecho” de los médicos a practicar la objeción de conciencia. Otro desafío que se identifica son los contramovimientos que han surgido como una forma de resistencia al activismo de La Marea Verde, los cuales cuentan con el apoyo de poderosos actores conservadores. El movimiento argentino Salvemos las Dos Vidas, por ejemplo, utiliza estrategias similares a La Marea Verde, representado por pañuelos azules (en lugar de los verdes) y trabajando con activismo digital y construcción de alianzas trasnacionales. La fuerza que los contramovimientos están tomando se debe en parte a una manifestación global de conservadurismo en la arena política.
Finalmente, la crisis sanitaria de covid-19 ha facilitado que algunos líderes conservadores de la región aprovechen el contexto para restringir los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y los servicios de atención de salud reproductiva se han limitado, como la distribución de métodos anticonceptivos y los servicios de interrupción del embarazo en aquellas ciudades donde es legal. Lo anterior tendrá un impacto duradero en la vida de las mujeres, pues se advierte un panorama alarmante, donde los derechos ganados en la región podrían estar en riesgo.
Ante este panorama, La Marea Verde es un movimiento feminista trasnacional que vale la pena seguir analizando y replicando en otras regiones del planeta, pues ha modificado profundamente la agenda política y social sobre los derechos sexuales de las mujeres en Latinoamérica.