Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales

Última actualización:
2024-10-23 10:16

FRENTE DE BATALLA: ENTRE DRONES Y ROEDORES

Fecha Publicación: 06-09-2024

En esta era altamente tecnificada, en el que ambos bandos buscan infligirse el mayor daño posible con vehículos aéreos no tripulados, ya sea atacando instalaciones críticas o zonas pobladas o como bien observó Amy Zegart, catedrática de la Universidad de Stanford y autora del libro Spies, Lies, and Algorithms: The History and Future of American Intelligence, con el respaldo de Twitter, “imágenes térmicas y eléctricas de satélites comerciales”, “videos de TikTok”, “herramientas de geolocalización” o mapas interactivos “sobre el terreno” a partir de datos provenientes de “inteligencia no clasificada o de fuente abierta” (Foreign Affairs, January/February 2023), lo cierto es que en términos de ganancias territoriales y víctimas mortales, el conflicto ruso-ucraniano se asemeja cada vez más al frente occidental con contadas movilizaciones importantes durante la Primera Guerra Mundial. Pese a todo el repertorio high tech empleado por los contendientes, nos encontramos ante un escenario semejante a la “tierra de nadie” con alambradas, fortificaciones, trincheras y posiciones fuertemente defendidas, con cientos de caídos tratando de romper las líneas enemigas.

Incluso el avance del ejército ucraniano sobre el óblast de Kursk, gracias a “una operación detallada y un uso de inteligencia militar y fuerzas especiales”, se tradujo en la captura de 1,300 km² de territorio ruso. Mientras tanto, la Federación Rusa ha intensificado los combates sobre “el centro estratégico de Pokrovsk”. Tan sólo el pasado 29 de agosto, el Estado Mayor Ucraniano reportó “23 enfrentamientos” próximos a la ciudad. Aunque algunos analistas coinciden que la incursión ucraniana sobre Kursk podría modificar el curso de las hostilidades, también puede que “desviar algunas fuerzas más capacitadas de la región oriental” implique “una apuesta arriesgada para Kiev”, toda vez que el Kremlin está empeñado en concentrar sus “ofensivas dentro de Ucrania”. De hecho, no sólo cayeron las localidades de Stelmajivka y Mikolaivka en Donbass, el propio Volodímir Zelenski, admitió que la presión militar sobre Donetsk se había agudizado (France 24/29/08/24).


No obstante, tanto la invasión rusa como los fondos de asistencia internacional, han impulsado el perfeccionamiento de dispositivos robóticos de bajo coste con mayor automatización y más armamento incorporado al grado de hacer de Ucrania un “Silicon Valley de drones autónomos” con fines bélicos que podrían revolucionar la guerra y a la vez hacer más costoso el avance ruso. El pasado mes de julio, un artículo de The New York Times, reportó la acelerada conversión de tecnologías de uso civil con fines defensivos. Gracias a la proliferación de “fábricas y laboratorios improvisados”, los reporteros Paul Mozur y Adam Satariano, documentaron como: “La disponibilidad generalizada de aparatos comerciales, software fácil de diseñar, algoritmos potentes de automatización y microchips especializados en inteligencia artificial ha sido el impulso de una carrera letal de innovación hacia territorios desconocidos, la cual ha avivado una posible nueva era de robots asesinos...En más de una docena de entrevistas con emprendedores, ingenieros y unidades militares de Ucrania, surgió la imagen de un futuro cercano en el que pudiéramos ver enjambres de drones autoguiados que coordinen ataques y metralletas con visión por computadora que abatan soldados automáticamente...A excepción de las municiones, muchas de estas armas se construyen con códigos encontrados en línea y componentes que pueden comprarse en Best Buy y una ferretería” (The New York Times 4/07/24).

Sin embargo, no sólo el factor tecnológico es una preocupación constante para ambos bandos, sino también los roedores que han infestado las trincheras y otras zanjas en el campo de batalla. En efecto, la plaga de roedores amenaza con diezmar, tanto el funcionamiento de los equipos bélicos y de comunicación como la salud física y mental de los soldados. Del lado ucraniano: “Los ratones lo masticaban todo: radios, repetidores, cables. Los ratones se subían a los coches y mordían el cableado eléctrico para que no funcionaran, y también mordían los tanques y las ruedas.” Mientras que: “La inteligencia militar de Ucrania informó en diciembre [de 2023] de un brote de ‘fiebre de ratón’ en muchas unidades rusas alrededor de Kupiansk en la región de Kharkiv...” Además de los síntomas provocados “al inhalar el polvo de las heces del ratón o por la ingestión de heces de ratón en los alimentos” como “fiebre, erupciones cutáneas, presión arterial baja, hemorragia en los ojos, vómitos...dolor de espalda intenso y problemas para orinar”, las correrías nocturnas de las ratas generan ansiedad y estrés entre los combatientes “cuando...intentan descansar” (CNN 21/01/24). Así pues, entre drones y roedores, se dirime uno de los conflictos más encarnizados del siglo XXI.

Participación en El Economista