Publication Date: 16-04-2020
El Heraldo de México
Son extremadamente chistosos. Bueno, algunos más que otros. En general, se caracterizan por su ingenio y por ser amigables a la lectura. Los memes llegaron para hacerse parte de nuestra vida cotidiana, seamos estudiantes, amas de casa o Godínez. No obstante, detrás de su innegable humor y aparente frivolidad, en múltiples ocasiones los memes son todo menos política e ideológicamente neutros.
A nivel internacional, estos entes “mitad texto-mitad imagen” se han consolidado como un instrumento de influencia adicional en las llamadas operaciones de información –o desinformación–, y en un sentido más amplio, como parte de lo que el legendario George Kennan denominara a mediados del siglo XX como “organized political warfare”. Actualmente, los memes sirven para cumplir objetivos geopolíticos en Eurasia, contribuir a ganar una elección presidencial en América, o combatir una organización terrorista en Medio Oriente. En cualquier caso, se trata de un escenario similar: una situación atípica o de crisis, en un ambiente caracterizado por competencia por el poder, en el que diversos actores buscan ganar las mentes y los corazones de las personas.
La emergencia sanitaria por la que atraviesa México debido al COVID–19 acusa también este mismo patrón. Y es que, a riesgo de decir una perogrullada, que no quepa duda: con esta epidemia, no sólo tratamos con un virus, sino con una batalla de ideas que viene del espacio de la información, y en la que los memes son una táctica redituable. Con el uso de memes, un actor intenta insertarse en un diálogo político y apropiarse de un espacio psicológico. Puesto de otra manera, es lo que cualquier comunicador querría hacer: darle forma a la opinión pública e influir en el comportamiento humano.
Son de especial atención los memes que se elaboran con información falsa, y cuya razón de ser es de desinformar. Pero en tiempos de la posverdad eso no importa: es cuestión de que un meme se plante en alguna red social para que miles de usuarios lo reproduzcan. Hay un término específico para describir a los usuarios que reproducen este material: “idiotas útiles”, y se refiere a todas aquellas personas fáciles de persuadir para hacer, decir, o creer cosas que ayudan políticamente a un grupo o una persona.
Los memes son una herramienta para aquel desinformante introvertido, toda vez que no son atribuibles a alguien. Por lo tanto, en caso de resultar falsos o imprecisos, no representan un costo en términos de credibilidad. También poseen la peculiaridad de que parecen espontáneos, lo que explica la tracción que pueden tener en la gente. La propaganda sirve en la medida en que no se le identifique como propaganda.
Así que, apreciable lector(a), sepa usted que si comparte algún meme sarcástico y chistoso con relación al COVID-19, no sólo podría estar jugando involuntariamente para el tablero de alguien más, sino que, además, estaría contribuyendo a la propagación de la desinformación. Estar atent@s será vital en tiempos del coronavirus y otras coyunturas de política nacional e internacional.
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