Publication Date: 26-04-2024
Asia y Europa ocupan la misma masa continental pero por diversos factores —incluyendo culturas, idiomas y distancias— se les considera dos continentes separados. Para transportar mercancías entre Este (China) y Occidente (Europa) existen dos vías: terrestre y marítima. La terrestre (tradicional Ruta de la Seda) fue vía de ilustración donde ciencia, arte y tecnología se diseminaron entre diferentes sociedades. En el Siglo XV, al resurgir hostilidades en Asia Central, el trasiego optó por la vía marítima. Desde entonces es dominante, transportando más del 95% de contenedores entre China y Europa. Pero la vía terrestre permaneció.
Entre Asia y Europa, el Mar Caspio —con superficie mayor a Japón o Alemania— semejaba una puerta dividiendo ambos continentes. Al desaparecer la Unión Soviética surgieron quince repúblicas, ocho de ellas en Eurasia [Cáucaso, Mar Caspio, Asia Central] —todas, salvo una, sin litoral a océanos. Tras considerarle “El Nuevo Golfo Pérsico”, el mundo inicialmente se interesó en su petróleo —para luego incorporar gas. Esto requirió fuertes inversiones: construcción y modernización de ductos, incluso de 3,500 kilómetros de largo, así como refinerías, ferrocarriles y puertos. El resultado fue que, en conjunto, varios de estos ductos quebraron el monopolio de hidrocarburos del Caspio que Rusia mantenía en Europa. Ejemplo de cómo la inversión en infraestructura y, debo subrayar, su entrada en operación, logra cambiar la faz geopolítica regional.
Los países de Eurasia han buscado convertirse en real alternativa al comercio mundial. Surcando los mares, las mercancías toman 45-60 días, por tierra sólo 12-15 días. Ahora se comenta sobre un naciente Corredor Medio —donde la ruta norte es vía Rusia, la sur recorre Irán y el Corredor Medio atraviesa el Caspio. Occidente descubrió que Eurasia no es sólo fuente de petróleo. Múltiples factores han dado notoriedad a Eurasia como alternativa viable para comercio China-Europa, incluyendo proyectos de países de Eurasia para su desarrollo económico nacional y en ocasiones regional, complejas dificultades técnicas en proyectos de infraestructura, limitado financiamiento internacional, y, recientemente, crecientes sanciones occidentales a Rusia e Irán, la guerra Rusia-Ucrania, y recientemente los sucesos en Gaza. El Banco Mundial predice que la carga triplicará para 2030, alcanzando 11 millones de toneladas, a la par de reducir tiempos de trasiego.
Al creciente Corredor Medio le rodean fuerzas en aparente oposición bilateral y multilateral. Existen goznes que reflejan deseos de cooperación y colaboración: lo que beneficia a un país beneficiará a otros y a la región. También existen charnelas de confrontación y competencia: lo que contribuye a uno, limita y desfavorece otros países de Eurasia.
Toda puerta requiere bisagras para abrir y cerrar. Dos continentes antes divididos por el Mar Caspio, ahora se unen en él. La puerta Asia-Europa es el Mar Caspio. Su bisagra y aceite son la inversión entrelazada con goznes de cooperación y charnelas de confrontación.
*Miembro de la Unidad de Estudio y Reflexión Mediterráneo Oriental, Cáucaso y Asia Central de COMEXI. Es Diplomat-in-Residence, Institute for Development and Diplomacy (IDD) y Professor-of-Practice, ADA University. Fungió como Embajador de México en Nicaragua (2012-2015) y Azerbaiyán (2015-2022). Análisis enmarcado en el programa de doctorado de Khazar University. Opiniones del autor.
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Participación en El Economista