Fecha Publicación: 11-03-2024
Esta semana terminó la especulación y se confirmó lo que se venía configurando, la elección presidencial de 2024 en Estados Unidos será un reencuentro entre el magnate Donald Trump y el presidente en funciones, Joe Biden. Una elección que si uno mira los números objetivos, el desempeño económico y los logros de la administración actual no tendría por qué estar cerrada. El menor índice de desempleo en los últimos 30 años, la inflación cediendo después de años complicados, índices récord en la casa de bolsa. La administración de Joe Biden ha sido exitosísima en los parámetros tradicionales de la política en EU. Sin embargo una poderosa retórica polarizadora y la crisis en nuestra frontera compartida que hoy, según la cadena C-Span es la principal preocupación de uno de cada de tres votantes, hacen que la contienda luzca más complicada de lo que debería.
En primera instancia, este martes 5 de marzo, Donald Trump por fin derrotó a su última contrincante, la exembajadora ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, en la elección interna del partido republicano. No sin dar pelea, Haley reconoció que no le quedaban avenidas para hacerse de la candidatura. Quedará registrada como la primera mujer en la historia en ganar una elección primaria en el partido republicano. Sus victorias en el Distrito de Columbia y el estado de Vermont impidieron que Trump tuviera un récord perfecto. Sus números siempre de dos cifras entre el 10 y el 40% de votos en todos los estados indican que Trump está perdiendo a parte de la base tradicional de ese partido y tiene trabajo que hacer en la elección general. En su mensaje de despedida, Haley no se comprometió a apoyar al candidato y dijo que sería tarea de éste ganarse el respaldo de sus votantes.
Dos días después, el presidente Joe Biden ha realizado el tradicional discurso del Estado de la Unión, una tradición análoga al informe presidencial que realizamos en México, pero que siempre ha gozado de un carácter más político al tratarse de un discurso donde el presidente no sólo enumera sus logros, sino que posiciona los temas prioritarios para su administración en el año venidero.
¡Vaya discurso! Un Joe Biden carismático, guerrero, con sentido del humor se dio el lujo de interactuar y bromear con los congresistas republicanos que lo cuestionaban. Al hablar de política fiscal, les recriminó las exenciones que habían dado a los multimillonarios durante la administración de su predecesor, con sorna les dijo: “¿Ese no es su plan? Vaya, me da gusto oírlo”. A la par que propuso una tasa de 25% para los ingresos millonarios que recaudaría en torno a 800,000 millones de dólares al año.
Biden respondió a la exigencia del momento, posicionando su discurso en su justa perspectiva histórica. Reconociendo las amenazas a la democracia en Estados Unidos y el mundo, el rol del liderazgo de su país y los puntos clave de la agenda. La política industrial, el desarrollo sustentable y la defensa de los Derechos Humanos, dentro y fuera de Estados Unidos. Se posicionó con claridad en defensa del derecho a decidir y de los derechos reproductivos y sexuales.
Vimos a un Biden en pleno arranque de campaña que incluso abordó frontalmente las críticas por su edad avanzada haciendo un recuento de su amplia carrera política: “En mi carrera me han dicho que soy demasiado joven, como cuando fui elegido senador a mis 29 años; y me han dicho que soy demasiado viejo, pero no se trata de nuestra edad, se trata de nuestras ideas”. Estoy seguro que este Estado de la Unión se unirá al panteón de grandes discursos de la historia estadounidense, tan sólo esa noche, la campaña de Biden rompió el récord de recaudación en donativos de sus votantes durante la emisión del discurso.
Muchos analistas y medios no han aprendido de sus errores de 2016 y 2020, la temporada de primarias le dio un aura de inevitabilidad a Donald Trump, pero no es lo mismo la contienda interna contra perfiles, francamente, débiles que enfrentar al presidente que ya lo ha derrotado en las urnas.
Aunque las elecciones en Estados Unidos son hasta noviembre de este año, sólo podemos esperar que los múltiples casos judiciales y los excelentes números económicos de la administración jueguen en contra de Trump y, si Biden continua con un desempeño como el de la noche del Estado de la Unión, su victoria es inminente.
*Saul Vazques Torres (@Sawie) es licenciado en Relaciones Internacionales por el Tecnológico de Monterrey, Asociado del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI).
Participación en El Economista