Fecha Publicación: 27-02-2024
Hace 10 años hizo erupción el volcán político social en Ucrania. La lava esparcida para poner fin al Euromaidán: las manifestaciones en las calles por el incumplimiento por parte del presidente Yanukóvich, de la promesa de firmar un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (UE) y de liberar a su principal opositora política Yulia Timoshenko, darían inicio al origen del rechazo ucraniano al inquilino del Kremlin.
Al cabo de casi 100 días de enfrentamientos, en los que murieron más de un centenar de manifestantes, el presidente Yanukóvich fue derrocado y huyó a Rusia.
Después se convocó a proceso electoral para elegir a un nuevo jefe de Estado. Kiev y la UE finalmente firmaron el acuerdo de asociación por lo que Rusia reaccionó al anexionarse ilegalmente la península de Crimea.
Las cenizas no quedaron apagadas, sino que se avivaron años más tarde cuando el inquilino del Gran Palacio del Kremlin atacó a Ucrania sin piedad. Bajo el argumento de una supuesta nazificacion y una maquinaria de propaganda política a todo vapor, esta invasión -a varias regiones del país de colores azul con amarillo- ya cumple 24 meses.
Hoy no hay que hablar de tiempos de postguerra, hoy hay que hablar de un tablero de una Segunda Guerra Fría 2.0 donde los ánimos van subiendo de temperatura como volcán y se encienden mechas para hablar de un escenario de preguerra ante la coyuntura internacional que vivimos y ante tanta “ceniza” que empaña al multilateralismo, a la cooperación y sobre todo a la paz mundial.
De hecho, para los ucranianos es el décimo aniversario de la agresión rusa en su territorio y, además, de la violación del derecho internacional por la forma en que Rusia se apoderó de Crimea.
Si Trump gana las elecciones en Estados Unidos, comenzará una nueva era no solo para ese país sino también para esta guerra, ya que ha expresado que, si regresa a la Casa Blanca, la resolvería en 24 horas. Seguramente su apuesta es trazar una nueva línea fronteriza en el mapa de Ucrania donde quedarán al descubierto los “cráteres” de su nueva política exterior.
En medio de los actuales escenarios globales llenos de incertidumbre, es difícil crear consenso sobre una posible solución considerando los intereses de diferentes países, de las potencias medias y de las superpotencias. Pero los “agujeros” del tablero mundial son cada vez más profundos donde se van formando “rocas ígneas” entre quienes le apuestan a la paz y los que prefieren que la guerra se prolongue.
Como reflexión final comparto que Ucrania lanza profundas fumarolas a la comunidad internacional para hacerle entender que esta guerra no se trata de una agresión a un solo país sino de una erupción volcánica que flagela la paz y la seguridad internacional con alta probabilidad de generar tsunamis geopolíticos y geoeconómicos asociados al vulcanismo PUTINiano.
Por Aribel Contreras
Asociada COMEXI y miembro de la Unidad de Estudio y Reflexión de la Guerra en Ucrania
Coordinadora de la Lic. Negocios Globales de la Universidad Iberoamericana
X: @AribelContreras
www.aribelcontreras.com.mx
Participación en El Heraldo de México