Fecha Publicación: 12-04-2019
El Sol de México
Mexicanos y españoles son hoy muy cercanos mas no siempre fue así. En 2010 celebramos el bicentenario del inicio de nuestra independencia y el comienzo de nuestro propio destino. Ahora resurge el recuerdo de 1521 y la llamada conquista. Esta evocación histórica parece encender más chispas que la inversión eléctrica hispana y su derrama económica.
México y España están hermanados por historia, sangre, idioma, pero hay que decirlo, también por los negocios. Están conectados por cables que no están exentos de un corto circuito. Las cementeras mexicanas han conquistado el mercado español, así como lo ha hecho Bimbo, Softek, Grupo Zeta, Carso, Gruma y diversas empresas mexicanas que han creado una autopista de negocios. Españoles y europeos nos respetan no sólo por nuestros logros históricos sino porque tenemos un país fuerte que sigue siendo atractivo.
La presencia española en las energías alternativas y renovables se suma a los canales de inversión ibérica ya consolidados en nuestro país. Así como los alemanes han especializado su actividad empresarial en las áreas automotriz y químico- farmacéutica, los españoles han sofisticado su presencia en el sector bancario y turístico. Esta participación económica es importante para la sociedad mexicana no sólo porque aumenta las transacciones comerciales con el mundo, sino porque genera empleos y transferencia de tecnología.
En el caso de los proyectos energéticos hay más tino español que alemán, aunque muchos no lo crean. Parece que el idioma y el buen entendimiento del ecosistema de negocios mexicano ha sido una ventaja para los ibéricos. Sorprende la presencia discreta de la primera economía de Europa en esta industria pese a su innovación mundial en energías limpias y su prestigio en ferias energéticas. También denota que los mexicanos somos nuevos acercándonos al sector energético alemán. Las grandes plantas automotrices europeas que México logró atraer en los últimos años se llaman BMW, Audi y Mercedes Benz; pero las inversiones energéticas tienen nombres españoles.
Entre 2006 y 2015 el sector eléctrico mexicano recibió inversión extranjera directa de más de 7 mil 400 millones de dólares, de los cuales 38% procedió de empresas españolas (Instituto de Comercio Exterior de España). En tanto, según datos de la Sener, de 2014 a 2017 la empresa vasca Iberdrola encabezó las inversiones en México con mil 832 millones de dólares, sumadas a las de la madrileña Acciona Energía (878 millones), así como las de Fisterra (650 millones), Abengoa (631 millones) y Naturgy (404 millones).
Otra fuente de energía para ambos países es el idioma español. Esta lengua surgió en la península y ahora la mayoría de sus hablantes son de origen mexicano. Los acuerdos formales de instituciones como el Instituto Cervantes y la UNAM son un reflejo de una realidad aún mayor.
En el siglo XXI, depende de los mexicanos que españoles, europeos y también norteamericanos nos traten como iguales. México tiene ahora su cuarta diáspora en España y es quien nos representa en el día a día. También los españoles siguen mudándose a destinos mexicanos con sus familias, a vivir en sus calles, estudiar en sus escuelas y crear un hogar. Ambos somos conquistadores y conquistados.