Publication Date: 25-09-2023
Del 11 al 14 de septiembre pasado se llevó a cabo en Viena la 11ª Conferencia de los Estados parte de la Convención sobre las municiones en racimo, suscrita el 3 de diciembre de 2008 y en vigor a partir del 1 de agosto de 2010. Este instrumento jurídico ha sido signado por 108 países. Su propósito es impedir el uso, desarrollo, producción, adquisición, almacenamiento y transferencia de las municiones en racimo por parte de los Estados. La convención fue impulsada fuertemente por organizaciones de la sociedad civil debido a las consecuencias que este armamento tiene para los civiles al no distinguirlos de los combatientes. Un problema adicional es que numerosas municiones no explotan al caer lo que lleva a que amenacen a las sociedades mucho tiempo después de terminados los conflictos armados en que fueron emplazadas. Dependiendo del fabricante, hasta el 40 por ciento de las municiones podrían no detonar al impacto, lo que las convierte en trampas explosivas con impactos humanitarios potencialmente devastadores.
Las municiones en racimo son armas que se activan a través de su lanzamiento a gran velocidad por sistemas aéreos o de artillería en tierra, liberando fragmentos de pequeño calibre en una superficie amplia. La Convención que las prohíbe, no ha sido suscrita ni por Estados Unidos, como tampoco por Rusia ni Ucrania. Moscú ha sido acusado de emplear municiones en racimo contra Kiev durante la guerra que inició el 24 de febrero de 2022.
Previo a la celebración de la conferencia de Viena referida, se dio a conocer en un informe que en ese año 987 personas murieron o resultaron heridas en el mundo a causa de las municiones en racimo. Esta cifra es la más alta jamás registrada desde que la Convención existe.
El pasado 7 de julio, el presidente de EEUU Joe Biden anunció el envío de municiones en racimo a Ucrania. Su argumento es que el país eslavo se ha quedado sin poder de fuego para enfrentar a Rusia. El Pentágono señala que las municiones en racimo son necesarias, si bien desde 2018 dice haber adoptado una política de empleo de sólo aquellas que tienen un porcentaje de fallo del 1 por ciento o menos. Con todo, desde 2017 Washington tiene contemplado usar municiones en racimo con mayor margen de error si las condiciones lo demandan.
El envío de municiones en racimo a Kiev ha generado fuertes críticas entre la mayoría de los miembros de la OTAN, al igual que por parte de la comunidad internacional, por considerar que esta decisión da marcha atrás a la necesaria estigmatización que se necesita para erradicar este sistema de armamento. Ello revela que, al final del día, los tratados de desarme, como ocurre con la Convención son frágiles.
POR MARÍA CRISTINA ROSAS
PRESIDENTA DEL CENTRO DE ANÁLISIS SOBRE PAZ, SEGURIDAD Y DESARROLLO OLOF PALME A. C. PROFESORA E INVESTIGADORA DE TIEMPO COMPLETO EN LA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES DE LA UNAM.
MIEMBRO DE LA UNIDAD DE ESTUDIO Y REFLEXIÓN SOBRE UCRANIA DE COMEXI. CORREO ELECTRÓNICO: MCROSAS@UNAM.MX
TWITTER: @MCROSASG
Participación en El Heraldo de México