Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales

Última actualización:
2024-04-26 10:46

NUEVOS INGREDIENTES GEOPOLÍTICOS EN LA CUESTIÓN DEL SAHARA OCCIDENTAL

Fecha Publicación: 06-09-2023

Desde 1976, los pobladores de la República Árabe Saharaui Democrática han resistido a un entramado geopolítico desfavorable, regido por objetivos extractivistas sobre recursos naturales como el petróleo, el hierro, los fosfatos, el banco pesquero, así como el hallazgo reciente (2012) de acuíferos subterráneos, los cuales se piensa podrían abastecer de agua a todo el continente africano. El expolio está encabezado por empresas chinas: Sinofert; indias: Coromandel International; canadienses: Nutrien LTD; francesas: Almstom, Azura, Idyl y Engie; irlandesas: San Leon Energy; españolas: Gamesa, Acciona, Abengoa, Granintra, IsoFotón; estadounidenses: Atwood Oceeanics; japonesas: Mitsui & Co. y, hasta mexicanas: Metalex.

Los intereses económicos han estado presentes desde la época de la colonización española (1884-1975), pero han aumentado con la ocupación del territorio por parte del reino de Marruecos (1975-…) particularmente, por el descubrimiento de yacimientos de petróleo y de agua. Asimismo, los intereses políticos no son pocos, ya que las reivindicaciones sobre el territorio del Sáhara Occidental ayudan a sostener narrativas de unión nacional para países como Marruecos y Argelia.

Para el gobierno marroquí, el Sáhara Occidental es utilizado como una válvula de escape a los problemas domésticos como el desempleo, la desigualdad económica y la represión política. Cada vez que se presenta un problema nacional, la atención se vuelca sobre el Sáhara Occidental y de esa forma se aminoran las tensiones surgidas entre la población y el gobierno. En el caso argelino, el haber permitido que los campamentos de refugiados se asentaran en Tindouf pone a Argelia como un país amigo de los movimientos de liberación nacional y le permite disputar el poder regional del Norte de África frente a Marruecos.

Desde el inicio de la pandemia por la Covid 19 (2020) los entrecruces geopolíticos sobre el Sáhara Occidental se han acelerado y demuestran sin duda un cambio en los actores que definen la política internacional, especialmente tras la pérdida de hegemonía estadounidense. El gobierno del expresidente Trump recurrió a alianzas estratégicas con Israel mediante los Acuerdos de Abraham para gestionar una supuesta paz en Medio Oriente entre Bahréin, Emiratos Árabes Unidos e Israel; indirectamente trajeron consigo las negociaciones entre Israel - Marruecos e Israel- Sudán, respectivamente. Si Marruecos reconocía al Estado de Israel, podría obtener la ayuda de dicho país para que el reino alauita comprara armamento con tecnología de punta, pero también para que se reconociera la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental; esto ocurrió el pasado mes de julio de 2023. A partir de dichos hechos, Marruecos hoy cuenta con el respaldo de Estados Unidos y de Israel; y, si a ello sumamos el apoyo español al proyecto de autonomía territorial del Sahara bajo la administración marroquí; pareciera que Marruecos ha ganado una batalla diplomática y geopolíticamente se ha garantizado la extracción de recursos naturales de la región.

Sin embargo, en el otro bando se posicionan Argelia y Rusia; ocasionalmente, aparece China (un país ambivalente que puede negociar con Marruecos y a la vez con Argelia). Argelia al apoyar la resistencia saharaui, sitúa al gobierno marroquí como amenaza directa y bajo la justificación de la posibilidad de tener un conflicto, se da el rearme militar, importando armamento de Francia y de Rusia, principalmente. Se calcula que casi 23.300 millones de euros serán el presupuesto de la defensa argelina para el año en curso (2023) incluyendo operaciones militares fuera del territorio argelino.

El rearmamento y la militarización tanto de Argelia como de Marruecos responden a las necesidades prácticas del contexto internacional actual; esto es, después de los años de la pandemia ha habido una imposibilidad de reactivar las economías mediante la agricultura, la industria o el turismo; por lo que el militarismo fue la opción económica de concentración de capital mediante el sostenimiento de pequeños conflictos armados como es el referente al Sáhara Occidental.

La cuestión del Sáhara Occidental ha dejado de ser un tema que se enmarca en una defensa ideológica, por el contrario, el territorio saharaui se ha convertido en un espacio que se utiliza para generar acumulación de capital, tanto en el interior como al exterior de éste. La ocupación del Sáhara Occidental le ha brindado beneficios al gobierno marroquí, no sólo por la explotación directa de los fosfatos o de la pesca, sino porque le ha permitido generar alianzas estratégicas con países como Israel, España y Estados Unidos de Norteamérica, así como establecer proyectos armamentísticos y de ciberseguridad. A la par, en nombre de la defensa del Sáhara, el régimen marroquí impulsa proyectos económicos de inversión en la agricultura, en el sector inmobiliario, en la construcción de puertos como el de Dakhla y en la industria. Todos ellos, sectores que se mueven en torno a los conceptos desarrollistas y capitalistas.

El Sáhara Occidental como espacio de acumulación es invisibilizado y desacreditado, a la vez que es dominado. La lucha del pueblo saharaui se ha convertido en una demanda eternizada. Curiosamente, en esta reproducción del capital la que menos importa es la población saharaui, cuyas demandas giran en torno a la reproducción de una vida digna y justa; pero especialmente al retorno a una tierra que les ha sido arrebatada y negada.

Indira Iasel Sanchez Bernal es Directora Asociada del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey, campus Ciudad de México, profesora-investigadora en temas relacionados a las resistencias sociales en el Norte de África. iisanchez@tec.mx, además es miembro de la Unidad de Estudio y Reflexión de África, Medio Oriente y Sudoeste Asiático.

Participación en El Sol de México