Fecha Publicación: 18-11-2021
La semana pasada tuvo lugar una importante reunión de la dirigencia del Partido Comunista Chino: la Sexta Sesión Plenaria del XIX Comité Central. Con duración de cuatro días de intensas deliberaciones —en los que la figura central fue el Secretario General del Partido y Presidente de la República, Xi Jinping— participaron los 197 titulares del Comité Central y los 151 suplentes, todos ellos con derecho a voto. Asistieron también, sin derecho a voto, los miembros del Comité Permanente de la Comisión Central de Control Disciplinario, y otras figuras relevantes.
En este contexto, que parece una reliquia del pasado, reside la naturaleza colegiada de la toma de decisiones en el Partido Comunista Chino y en la República Popular China. Un sistema político complejo, con amplios márgenes deliberativos, difícil de comprender desde las ópticas de las democracias occidentales.
La sesión plenaria comenzó con la presentación del Informe de Trabajo del Buró Político del Comité Central, a cargo del presidente Xi quien presentó el proyecto de resolución a ser discutido y aprobado. De acuerdo con lo trascendido, al redactar la resolución, se recopilaron las opiniones y sugerencias tanto dentro como fuera del Partido.
Xi, también había presidido un simposio para escuchar a los líderes de los comités centrales de los partidos políticos que no pertenecen al PCCh, al jefe de la Federación de Industria y Comercio de China y a personas sin afiliación partidista. De acuerdo con lo expuesto en la Plenaria, el proyecto ganó un amplio reconocimiento de todas regiones, departamentos y partes, junto con los delegados al XIX Congreso.
Ante el carácter confidencial de los temas abordados, no ha trascendido hasta ahora el contenido de las varias intervenciones de Xi Jinping. En cualquier caso sabemos que se abordaron, asuntos relativos al desarrollo económico y social del país, y la evidencia de que el nivel de vida de las personas ha mejorado de manera sustantiva en las últimas décadas. Se trató también el tema del medio ambiente, en el cual las políticas chinas comienzan a dar resultados positivos y verificables.
Se resaltaron además los esfuerzos del Partido durante el último siglo para lograr el rejuvenecimiento de la nación, permitiendo en corto tiempo el proceso de industrialización, una hazaña que a otros países desarrollados les tomó siglos. El binomio entre crecimiento económico acelerado y estabilidad social duradera, se abordó como uno de los aspectos ampliamente reconocidos por el PCCh.
Se discutió y aprobó la “Resolución del Comité Central sobre los importantes éxitos y las experiencias históricas del Partido en su centenaria existencia”. Xi hizo una relevante intervención en la que reconoce este punto como el principal tema discutido ya que marca la culminación de los actos de conmemoración del centenario del PCCh. En esencia la Resolución supone una nueva narrativa sobre el liderazgo y los principales eventos del PCCh, incluyendo un repaso al maoísmo de 1935 a 1978 y un balance de la doctrina de Deng Xiaoping, de 1978 a 2012.
Sobre Mao Zedong destaca que los comunistas chinos, con el Gran Timonel a la cabeza, adaptaron los principios básicos del marxismo-leninismo a las realidades de China, estableciendo el pensamiento de Mao como la base para asegurar la victoria en el país. En el período de la revolución y la construcción socialista, con Mao como su principal representante, China, —se afirma— se transformó de un país oriental pobre y atrasado con una gran población a un país socialista.
Bajo el liderazgo de Deng Xiaoping, el país se centró en las cuestiones fundamentales de qué es el socialismo y cómo construirlo, estableciendo la Teoría del Socialismo con Características Chinas. También se hace mención a contribuciones importantes de otros líderes que han asumido la Secretaría General del Partido en diferentes épocas.
Por otra parte, se revisó y aprobó la Resolución sobre la Convocatoria al XX Congreso Nacional del Partido, sin precisar fechas. Como era de esperarse, destaca el rol de Xi, enaltece su posición central e instituye su “pensamiento” como orientación del Partido para lograr la transformación de China en “un gran país socialista moderno” para 2049 —el centenario de la República Popular China— y sentencia de manera definitiva, su legitimidad y lugar en la historia. Adicionalmente, hace un llamado a aumentar la confianza en el camino a seguir, la teoría, el sistema y la cultura del socialismo con características chinas, además de defender decididamente la posición central de Xi Jinping en el Comité Central y en el Partido en su conjunto, así como proteger su liderazgo unificado para garantizar que todos los miembros de ese instituto político actúen al unísono.
Al margen de cualquier otra interpretación que podrá hacerse una vez se cuente con más información de lo discutido en esta histórica reunión, su importancia principal reside en que terminó de allanar el camino para un tercer mandato de Xi, afianza el rumbo de lo que se considera como una “nueva era”, y se establece el pensamiento de Xi como la guía ideológica asociada a la China del siglo XXI.