Fecha Publicación: 09-10-2020
El Sol de México
En 1976 se llevó a cabo el primer debate vicepresidencial, curiosamente entre personas que buscarían infructuosamente la presidencia después, el republicano Bob Dole y el demócrata Walter Mondale. A partir de la elección de 1984 se llevan a cabo sin falta en cada elección, sin grandes sucesos ni cambios definitivos al rumbo de la contienda. Sólo se recuerda en 1988 cuando el republicano Dan Quayle comparó su experiencia a la que tuviera John F. Kennedy al ser candidato presidencial y el demócrata Lloyd Bentsen le reviró: “yo trabajé con Kennedy, y señor, usted no es un Jack Kennedy”. Quizás el llevado a cabo este 7 de octubre entre la senadora Kamala Harris y el vicepresidente Mike Pence, tampoco pase a formar parte de la memoria colectiva, mas, vale la pena tomar nota de algunas cosas que sucedieron en él.
Primero, ante la clara ventaja demócrata que en varias encuestas ya rebasa 10 puntos, el preocupante cierre del actual vicepresidente Pence en la misma línea de Trump sin comprometerse a aceptar una derrota. La característica más importante de la democracia es la transición pacífica del poder. Para los largos conteos derivados del voto por correo, los demócratas deberán prepararse jurídica y políticamente por lo que se prevé será una compleja transición del poder. El completo desprecio de los republicanos por la ley y las instituciones es más patente que nunca.
Sobre el debate, hay que reflexionar sobre la función de la comisión de debates presidenciales, que, si bien es independiente y había trabajado sin sobresaltos en las últimas décadas, fue completamente rebasada por la falta de respeto tanto de Trump como de Pence a las reglas acordadas previamente. Ver el proceso político norteamericano hace valorar a instituciones como el INE que tan profesionalmente organizan las campañas en México. Un botón de silencio para el moderador se hace cada vez más urgente, sobre todo tras el constante pedido de Harris: Señor vicepresidente, estoy hablando, permítame terminar.
En su momento más memorable, Harris tildó el manejo de la pandemia por el SARS-CoV2 del “peor fallo en la historia de cualquier presidencia norteamericana” así como recordó que “hubo un tiempo que nuestro país creyó en la ciencia”, mientras que Pence se anotó un par de puntos cuando logró distanciar a Harris de algunas políticas populares con el sector progresista del partido tal como lo hizo Trump con Biden, haciéndolos alejarse de la agenda progresista en salud pública y sustentabilidad.
Lamentablemente, sobre este debate más vale la reflexión sobre cómo subsanar los errores del presente para poder en un futuro ofrecer ejercicios de mayor valor programático y que permitan recuperar a Estados Unidos su papel como baluarte democrático de occidente. Hoy la pregunta quizás no sea quién será el ganador de la contienda, sino cómo éste y su compañera de fórmula lograrán resanar los daños en las instituciones políticas de nuestro país vecino y crear un ecosistema político democrático de nuevo.