Fecha Publicación: 31-10-2022
Pareciera como si los gobiernos en Reino Unido resultaran cada vez más inestables, e incluso, algunos analistas hablan de una crisis del sistema. En el espacio de casi dos meses, las figuras representativas del otrora imperio han cambiado drásticamente, comenzando por el fallecimiento de Su Majestad Isabel II (8 de septiembre).
Unos meses antes, el primer ministro Boris Johnson renunció, tras tres años de mandato, ante serias acusaciones de conducta improcedente durante la pandemia, lo que dio paso a Liz Truss, quien fue la última primera ministra que formó gobierno en nombre de Isabel II y que ejerció el poder por apenas 44 días.
No obstante, es posible que la reciente sucesión de gobiernos también refleje no sólo la división que existe en la sociedad británica, sino que también es testimonio de que el sistema funciona, es consistente y resiliente. Prueba de esto son los hechos recientes. El Partido Conservador regresó al poder en 2010, con David Cameron, quien hizo la promesa de llevar a cabo el referéndum sobre el Brexit, respaldado por 51.9% de los votos emitidos.
Dado que Cameron no creía en la salida de la Unión Europea (UE), dio paso a Theresa May. Después de tres años, May no logró aprobar en el Parlamento el acuerdo negociado con la UE, y pasó la estafeta a Boris Johnson, un mandatario con una visión mucho más radical de las condiciones en las que Reino Unido se tenía que retirar del proceso de integración.
Acusaciones sobre conductas indebidas durante la pandemia forzaron la salida del primer ministro, quien, a pesar de haber sobrevivido una moción de censura, tuvo que abandonar el gobierno ante la renuncia de la mayoría de sus ministros, quienes argumentaron que no podían seguir participando en su gobierno en esas condiciones.
El caso de Liz Truss, además, ilustra la función de las restricciones reales a las que se enfrenta un gobierno, es decir, las fuerzas económicas, particularmente los mercados. Las medidas fiscales anunciadas, que deterioraban el balance público, estuvieron a punto de generar una crisis financiera ante el disparo de los rendimientos de los bonos del gobierno (gilts), lo que puso en peligro el sistema de pensiones. Su liderazgo perdió credibilidad rápidamente y, tras 44 días, tuvo que dimitir.
El nuevo primer ministro –el primero del rey Carlos III–, Rishi Sunak, llega con la misión de recuperar la confianza y de reparar las finanzas públicas, además de terminar la negociación de un tratado de libre comercio con la UE, tema espinoso pues incluye la reforma del protocolo de Irlanda del Norte, que regula las aduanas en el Mar de Irlanda. Hay que dar tiempo al primer ministro para que anuncie su plan de trabajo y demuestre si su liderazgo le gana un período más amplio de gobierno.
POR DELIA PAREDES MIER
MIEMBRO DE LA UNIDAD DE ESTUDIO Y REFLEXIÓN (UER) EUROPA+ DEL CONSEJO MEXICANO DE ASUNTOS INTERNACIONALES (COMEXI). ECONOMISTA INDEPENDIENTE
Participación en El Heraldo de México