Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales

Última actualización:
2024-04-26 10:46

DE HÉROE A VILLANO

Fecha Publicación: 10-10-2022

¿Las empresas nos salvarán de la crisis ambiental?

Hace 2 años, Larry Fink, presidente de BlackRock, el mayor administrador de fondos de inversión en el mundo sorprendió a los mercados con su carta a los directivos de empresas. El mensaje de Fink fue breve y contundente: “el riesgo climático es un riesgo financiero.” La misiva se envió unos días después de la publicación del Reporte de Riesgo del Foro Económico Mundial que había categorizado los riesgo ambientales y climáticos como los más apremiantes en su ranking, incluso por encima de los económicos, geopolíticos y tecnológicos.

Para los que seguimos los temas de sostenibilidad, Larry Fink se perfilaba a convertirse en héroe en un mundo cada día más impactado por eventos meteorológicos extremos y en el que los gobiernos no han sido capaces de frenar el calentamiento global. Entusiasmados, aplaudimos la posibilidad de que las fallas de los gobiernos fueran resueltas por los mercados.

En los últimos 4 años, hemos tenido una bonanza en las inversiones relacionadas con objetivos Ambientales, Sociales y de Gobierno Corporativo, mejor conocido como ESG por sus siglas en inglés. En el acrónimo ESG, la letra que avanza más rápido es la E, y en particular los compromisos de empresas e instituciones financieras para reducir su huella de carbono e incluso neutralizar sus emisiones.

Se estima que más de $35 billones de dólares de activos, equivalente a 1/3 del PIB global, son actualmente monitoreados por algún marco o esquema de sostenibilidad. Las instituciones del sector financiero de todo el mundo han abrazado iniciativas y marcos para la reducción de emisiones como la Alianza Financiera de Glasgow para la Neutralización (GFANZ) o los Principios de Inversión Responsable (PRI).

El mantra de la carta de Flink, siguió vigente en cartas subsecuentes y su incidencia llegó incluso a definir la composición de las juntas de consejo de las empresas patrocinadas por BlackRock para que eligieran perfiles y estrategias más sostenibles. Más aun, el valor de las empresas petroleras comenzó a desplomarse y se adoptaron cambios estructurales en las estrategias corporativas para minimizar su contaminación de lago plazo.

Sin embargo, hoy los reguladores, inversionistas y políticos se han empezado a cuestionar si está en los administradores de fondos y otras instituciones financieras incidir en los mercados para fomentar una economía más limpia. Los procuradores de estados petroleros en EUA acusan a BlackRock de aprovechar su poder de mercado para boicotear empresas mientras que los reguladores federales cuestionan su transparencia y compromiso ambiental.

A fin de cuentas, el principal objetivo de las empresas es generar valor para los inversionistas en el largo plazo. Este objetivo probablemente sea compatible con la descarbonización en algunos casos, pero hay un camino largo por recorrer para internalizar los costos de contaminación empresarial y perfeccionar la solidez y comparabilidad de los estándares y marcos que miden sus emisiones y evalúan sus riesgos ambientales.

También está la duda si efectivamente podemos integrar los tres componentes del acrónimo ESG de forma eficiente o conviene más tratarlos por separado. En algunos sectores y circunstancias, estos objetivos pueden ser incompatibles o transitar en direcciones opuestas generando confusión y retos de medición.

Sin duda, el financiamiento juega un papel fundamental para apoyar la transición hacia una economía baja en emisiones, pero está en los gobiernos ejercer su rol de liderazgo tanto para penalizar la contaminación, como para dar señales claras a los mercados de capital y fomentar así la dotación eficiente de activos financieros.

*Enrique Lendo es ex negociador del gobierno de México en foros internacionales y experto en temas económicos y de desarrollo sustentable. @EnriqueLendo

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