Publication Date: 26-09-2022
Las recientes inundaciones en Pakistán nos recuerdan que la crisis climática afecta a todos los países y poblaciones del mundo. Sin embargo, sus consecuencias y formas de mitigación son diferenciadas. El continente africano, por ejemplo, es el que menos emisiones de gases de efecto invernadero genera a nivel mundial. A pesar de eso, África será el territorio más afectado por el calentamiento global de acuerdo con información del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.
Actualmente, el Cuerno de África está enfrentando una de las peores sequías de toda su historia, lo cual, junto con el desabasto de granos básicos por la guerra entre Rusia y Ucrania, está amenazando las vidas y bienestar de miles de personas. Por su parte, las inundaciones en Nigeria y otros países del continente también están amenazando a un porcentaje considerable de habitantes. Así, mientras algunas corporaciones consideran que la exploración espacial y las tecnologías sustentadas en el despojo de la naturaleza serán las que permitan encontrar soluciones a la crisis, poblaciones enteras ya se enfrentan a la materialidad del cambio climático.
Frente a esta situación, el continente africano y sus poblaciones no han sido pasivas. Inclusive, del 29 de agosto al 1º de septiembre de este año se realizó la Semana del clima de África en Libreville, Gabón. Durante este encuentro, más de 2,000 actores africanos se reunieron para impulsar la lucha contra el cambio climático y discutir soluciones regionales ante la próxima Conferencia de las Naciones Unidas Sobre el Cambio Climático COP27. Sin embargo, no sólo a nivel institucional se están desarrollando propuestas.
Las poblaciones africanas organizadas en torno a la lucha por el medio ambiente no sólo se han conformado con buscar maneras de adaptarse frente a la crisis, sino que están exigiendo justicia climática. Por esa razón, activistas han pedido cambios en las políticas de las grandes corporaciones y de los gobiernos del mundo entero. Además, exigen justicia porque reconocen que los impactos ecológicos pueden profundizar las desigualdades sociales. Por otra parte, afirman que la crisis no es un hecho del futuro, sino que ya está ocurriendo y afectando de manera acentuada a las poblaciones históricamente marginalizadas, por lo que es imprescindible actuar desde ahora.
De tal suerte, las prácticas y propuestas de las poblaciones del continente se están configurando como alternativas que contribuirán a identificar soluciones tangibles y solidarias ante la crisis climática. Asimismo, su presencia a nivel internacional será cada vez más relevante y significativa, porque dichos planteamientos han colocado al cuidado de la vida en el centro.
POR ADRIANA FRANCO SILVA
INTEGRANTE DE LA UNIDAD DE ESTUDIO Y REFLEXIÓN DEL COMEXI SOBRE ÁFRICA, MEDIO ORIENTE Y EL SUDESTE ASIÁTICO
Participación en El Heraldo de México