Como parte de la serie "Quarantine Webinars" el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales presenta el webinar "Singapur ante el COVID-19: Conversación con el Embajador Agustín García-López", moderado por Rina Mussali, (analista internacional y Asociada COMEXI). Este webinar tuvo lugar el 27 de abril de 2020 y en él se discutieron los puntos destacados de la lucha de Singapur contra el COVID-19 y las medidas tomadas para reducir la curva de contagios, además de los apoyos económicos y sociales otorgados a la población en este país.
Después de una breve introducción de Luis Rubio, presidente de COMEXI, en donde destaca la importancia de revisar el caso de éxito de la República de Singapur frente al COVID-19, da la bienvenida al Embajador Agustín García-López y la analista Rina Mussali. El objetivo, es analizar cómo se ha enfrentado Singapur a la pandemia, como un caso de éxito que, aunque enfrenta una nueva ola de contagios, ha sido ejemplo para el resto del mundo.
Posterior a la bienvenida, Rina Mussali comienza la conversación con el Embajador García-López preguntando: ¿Cuáles son los grandes atributos de Singapur que lo posicionan en la política internacional con éxito? El embajador responde que se trata de una isla tropical de primer mundo, con un PIB per cápita de $63 mil dólares. Tiene una economía abierta, pero con políticas públicas ilustradas que logran regular su economía de hub portuario que maneja capital de occidente y productos de oriente. Es fundamental analizar su respuesta ante la pandemia de coronavirus porque tuvo que reaccionar velozmente por su cercanía a China. Además, al ser un punto de cruce comercial y de personas, con 60 millones de pasajeros aéreos cada año, no podía poner en juego sus actividades.
La Dra. Mussali posteriormente pregunta: ¿qué es lo que está haciendo Singapur ante el tsunami pandémico que está viviendo el mundo? A esto, el Embajador García López explica que sin duda fue de gran ayuda la experiencia que tuvo el país con el virus del SARS en 2003, lo que permitió que implementara un modelo ya existente de atención a las crisis sanitarias. De esta crisis aprendieron lecciones importantes, una de ellas es cómo cubrir a su propio sistema de salud, preparándolo desde el principio para este tipo de situaciones. El gobierno se dio cuenta de la relevancia de preparar a enfermeros y médicos. Desde enero, continúa el Embajador, ya se tenía un paquete presupuestal para apoyar a sectores de servicio, turismo y servicio aéreo.
Posteriormente, se le pregunta qué tanto está jugando en Singapur el imperio de derecho para mantener las medidas de contención del COVID-19. Rina Mussali especifica que esta pregunta surge de que se trata de un gobierno que tiene leyes estrictas con una dura aplicación de la justicia (es un país que tiene la pena de muerte para algunos delitos). El Embajador apunta que por un lado se tiene un sistema jurídico (parlamentario) muy sólido, pero con la cuestión de que no es autoritario, sino muy rígido en la aplicación de leyes, las cuales son sumamente transparentes. Explica que, en sí no es el peso de la autoridad lo que impulsa el cumplimiento de políticas sanitarias, sino una comunicación fluida que generó confianza en la población; con información clara que transmiten diariamente. La misma población, por tanto, se siente parte del proyecto y de la solución.
Primero, describe el Embajador García López, se tomaron medidas para identificar, rastrear y decidir si hay aislamiento o cuarentena; determinando el grado de distanciamiento social. Pero, además, con sus propios laboratorios se aseguraron de tener pruebas, aplicándolas de forma masiva. Esto le permitió a Singapur tener (y realizar) más pruebas per cápita que Corea del Sur. Por ello, lo primero es poder tener la capacidad de hacer los diagnósticos para saber rastrear los puntos de infección y no reaccionar a la emergencia, sino planificar una respuesta.
Segundo, puedes rastrear con las pruebas dónde estuvo el infectado, al mismo tiempo que se identifica con quien estuvo, para posteriormente pedirles que hagan cuarentena (si no tienen síntomas graves). Para asegurarse de que se cumpliera, se establecía comunicación constante, donde las autoridades preguntaban si no tenía síntomas, que se tomara la temperatura y, a través de videollamadas, cerciorándose que estuviera en casa.
Tercero, en cuanto la persona rastreada manifestara síntomas, por más débiles que fueran, se le hospitalizaba. Singapur estableció para estos casos que, si un individuo presenta síntomas, se le envía una ambulancia a su casa para transportarlo a una clínica (esto con el objetivo de que no haya contagio de más personas) y los costos de la prueba, así como de transporte al hospital, lo paga el Estado, evitando el descontento y generando sinceridad por parte de las personas.
Por último, resume el Embajador, en caso de que sea positiva la persona, se aísla en un lugar asignado de los hospitales o los centros establecidos por el gobierno y se le atiende la enfermedad. Estos cuatro pasos demuestran un protocolo bien establecido, planificado y que evitó que el COVID-19 se propagara rápidamente en un país pequeño.
La Dra. Mussali procede a preguntar acerca del papel de las tecnologías para detener el contagio en Singapur. En Asia, especifica, la manera de combatir las pandemias no sólo es mediante el sistema de salud, sino también a través del apoyo de ingenieros y bioquímicos. ¿Qué rol está jugando en el control social y el rastreo?
El Embajador García-López argumenta que justamente hay un papel fundamental de las tecnologías de hoy. Ejemplifica que los reportes de rastreo muestran en dónde estaba el primer caso, qué hizo, de donde venía, a quien contagió y, a su vez, cómo se fue esparciendo a las demás personas. Se pudo saber por las cámaras, se hizo el monitoreo. En el aeropuerto, hay cámaras infrarrojas, sensores de temperatura y detectives que vigilan la entrada al país. Pero, además, se instalaron en edificios residenciales, en lugares públicos.
Retoma el imperativo de la ley y su relación con la tecnología poniendo como ejemplo el caso de un estudiante que regresa de Myanmar y, después de que se le ordenó hacer cuarentena, las autoridades que lo vigilaban se dieron cuenta que no la cumplió. Fue llevado a corte y se encuentra seis semanas en la cárcel, noticia que sirvió de ejemplo para el resto de la población. Por último, en la tecnología también se desarrolló una aplicación que servirá una vez que se abra el encierro, y saber mediante un sistema de bluetooth qué personas alrededor estuvieron en contacto con un contagiado de COVID-19. De esta forma, se aseguran de que todos puedan cuidarse a sí mismos.
Rina Mussali entonces habla acerca del rebrote que hay en Singapur, que se dio en dormitorios de migrantes y que pone en juego todo el trabajo que ha hecho el país. Dado que depende en gran medida de la fuerza laboral extranjera (uno de cada cuatro trabajadores es inmigrante), pregunta cómo esto afecta su dinámica económica y, por supuesto, la respuesta ante la pandemia. El Embajador responde que hubo 200 mil repatriados, que dada la cantidad de personas que son fue imposible evitar que alguien se filtrara con COVID-19. Este brote es trabajadores repatriados del área doméstica, el sector de construcción y de puertos; que se encuentran en dormitorios en edificios con 20,000 personas divididas en 20 habitantes por cuarto.
Explica que el coronavirus saca a la luz el eslabón más débil de cada país y, en el caso de Singapur, evidenció las malas condiciones en las que se tienen a trabajadores migrantes o de sectores primarios. El maltrato a estas personas, con malas condiciones de transporte, vivienda y trabajo, fue lo que provocó esta ola de contagios; con más de 1,000 cada día. La ventaja, no obstante, es que son trabajadores jóvenes y permitió que, a pesar de que hay 14,000 casos hoy, sólo llevan 12 muertos y 30 casos graves.
Posteriormente, la Dra. Rina Mussali introduce el tema económico. Se le pregunta al Embajador cuál es el paquete de apoyo que se le está dando a las personas y a las empresas. Él responde que, uno de los problemas es que se cerraron fronteras, pero cuidando algunas como la de Malasia, porque es un país de importaciones alimentarias. Es decir, hay otra debilidad que es la dependencia alimenticia del exterior.
En cuanto a los paquetes, describe que fue una respuesta gradual del gobierno y dependió enormemente de las predicciones de instituciones nacionales o internacionales. Con el estándar de poco contagio, se pretendía que la economía seguía, con restaurantes abiertos. En el momento que no hubo turistas, el primer paquete se destinó a la cadena productiva de turismo, aviación y hotelería. Cuando se determinó una gravedad mayor, también se dejaron sólo las estratégicas de servicios financieros, electricidad y alimentación.
Por ello, el paquete se amplió a rebajar impuestos prediales, rentas de propiedades del Estado, créditos a sectores para que continúen funcionando. Se logró un paquete del 12% del PIB, factible gracias a sus fondos soberanos y reservas de su banco central. Además, no se movieron variables macroeconómicas sin grandes devaluaciones de su moneda o aumento exponencial de su deuda. También se dio apoyo con subsidios directos trimestrales a personas de ingreso medio y medio-bajo.
La Dra. Mussali describe que, si bien México y Singapur son países sumamente distintos, comparten algunas características como su dependencia al sector de turismo y exportaciones. En este sentido pregunta ¿cuál sería la práctica más exitosa que podría ser replicable en México, considerando la dificultad de importar acciones foráneas? El Embajador García-López argumenta que algo claro es que debe haber una política clara en la parte pública de sanidad y estar preparados para atender a infectados; al mismo tiempo que se establece una estrategia económica, eligiendo una manera en la que no se rompa la cadena productiva. Para la reactivación debe ser por una óptica de cadenas productivas. Destaca que éstas serán fundamentales para México. De esta forma puede aprovechar el T-MEC, por ejemplo, para recibir inversión y diversificar las cadenas de producción fuera de China. La industria mexicana, por ello, podría enfocarse a la producción.
La Dra. Rina Mussali pregunta acerca de la cooperación que hay entre México y Singapur. Específicamente, se refiere al interés del Estado asiático de invertir en proyectos como la infraestructura transísmica de Tehuantepec después de una reunión entre el Primer Ministro de Singapur y el presidente Andrés Manuel López Obrador. Además, se habló de la cooperación de cadenas productivas a través de la Alianza del Pacífico.
El Embajador argumenta que justamente hay esta visión de cadenas. Singapur promueve precisamente la membresía de México como país extrarregional de la Alianza del Pacífico y proyectos de inversión. No obstante, se le pide al gobierno mexicano que no se cierre a la globalización, sino que se diversifique para evitar un freno a la economía global en crisis como la actual. Se pueden establecer cadenas agroindustriales, combinando el libre comercio, pero también fortaleciendo la producción mexicana.
Para finalizar, Rina Mussali argumenta que antes del COVID-19, había una proliferación de nacionalismos, con falta de cooperación internacional. ¿Podría ser esta crisis un momento para retomar la sana diplomacia, la solidaridad global y los organismos multilaterales? El Embajador Agustín García-López responde que se ha comparado el contexto actual con la Segunda Guerra Mundial, la cuál propició la formación de organismos internacionales como el BID, la ONU, el FMI, el Banco Mundial, etc. En momentos de retos comunes, hay acciones comunes.
No se trata de casos aislados, especifica, que se enfrentan a un enemigo común. Es imposible pensar en una normalidad previa al coronavirus. Se transformó toda interacción social. Pero salir adelante no se puede hacer de forma unilateral. Caminar hacia adelante requiere de coordinación a través de organismos como lo está haciendo México en la ONU pidiendo una vacuna justa y accesible para todos. En la parte financiera y la reactivación, se necesitarán políticas keynesianas para tener demanda, pero también con oferta que se recupere mediante cadenas conjuntas, que incluyan a todo el mundo. Se deben, por ello, tener valores comerciales de cooperación, pero también en temas ecológicos y de medio ambiente.
Concluye que estos paradigmas muestran un momento fundamental para sincronizar a todos los países hacia soluciones multilaterales. Aunque al comienzo de una crisis parezca que sólo hay una visión unilateral, la historia muestra que la mejor forma de prosperar es cooperando. La crisis del COVID-19 debe ser este motor para la unificación.
Elaborado por: Alejandro Hernández Buen Abad