Fecha Publicación: 24-11-2025
Toda política exterior es reactiva porque responde a estímulos coyunturales que consideran la situación internacional y su impacto en el ámbito interno del país que la despliega. Hay, sin embargo, una diferencia sustantiva entre las pocas que tienen visión estratégica y las muchas que buscan el mejor acomodo posible en un ambiente voluble. Las primeras son propias de naciones hegemónicas, cuya influencia va de la mano de su capacidad para ejercer el poder de manera incontestable. Las segundas son las políticas exteriores de muchos países de la periferia, que están sujetos a los vaivenes del orden (desorden) global y operan a partir de convenciones no siempre claras, pero que garantizan a las potencias la estabilidad relativa del sistema de paz y seguridad concebido en 1945. En ambos casos y para sobrevivir, los Estados despliegan habilidades diplomáticas propias, en un entramado cada vez más rígido, donde la autoayuda es crucial para preservar un mínimo de soberanía y avanzar intereses nacionales.
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