Fecha Publicación: 25-03-2025
Difícilmente se puede ser insensible ante el dolor de las madres y de los padres que buscan a sus hijos desaparecidos.
Difícilmente se puede intentar negar la existencia -desde hace décadas- de campos de entrenamiento del crimen organizado en múltiples zonas del territorio nacional. Y difícilmente se puede negar la dura realidad de un país en el que diariamente mueren o desaparecen decenas de personas, principalmente jóvenes, ya sea a manos de narcotraficantes o de otros criminales.
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