Fecha Publicación: 10-03-2025
“Si llega una, llegan todas”, es un bonito slogan de promoción política, pero es falso. Ciertamente, si una mujer logra encabezar las riendas del Poder Ejecutivo en algún país machista, por el impacto simbólico del inédito hecho, se puede acelerar el proceso de internalización de una cultura de la igualdad entre mujeres y hombres, pero, en realidad, eso no es suficiente para transformar la cultura milenaria de la discriminación femenina que surgió con la familia patriarcal monogámica (Federico Engels, 1884).
Así, para avanzar en la construcción de una nueva cultura de la igualdad y la no violencia contra las mujeres, no basta que una mujer sea Presidenta de la República. Se necesita reconocer y garantizar los derechos de las mujeres por medio de leyes, instituciones, presupuestos, políticas públicas y evaluación objetiva de los resultados de las acciones emprendidas. Además, siendo la desigualdad de género, un problema estructural, se requiere ejecutar acciones transversales y coordinadas entre los diferentes niveles de gobierno, los diferentes sectores que conforman la sociedad, y las y los ciudadanos en general, es decir, lleva su tiempo y requiere de la voluntad de gobernantes y gobernados.
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