Fecha Publicación: 26-02-2025
Han pasado once años desde la finalización del Euromaidán, un acontecimiento que inició una de las etapas más dolorosas por las que Europa del Este ha atravesado en los últimos años.
Desde entonces lo que pudimos observar fue el incremento de las hostilidades entre Occidente y Rusia, que colocaron a Ucrania en una guerra proxy que le ha costado la vida a soldados y civiles en ambos lados del frente.
Los presidentes de Rusia y Estados Unidos sostuvieron una llamada telefónica hace unos días, que significó el inicio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas luego de tres años de conflicto. Este hecho nos lleva a pensar que se podrían estar construyendo las condiciones adecuadas para la negociación y término del conflicto armado, lo que significaría, en términos generales, una buena noticia para todo el mundo.
En el contexto actual, Rusia se acerca a las eventuales negociaciones en una posición ventajosa. Las sanciones unilaterales impuestas por Occidente no derrumbaron su economía, las grandes ofensivas ucranianas anunciadas por todos los medios y el uso de misiles de largo alcance no propinaron una derrota estratégica a Rusia, las conferencias o foros para la paz organizados unilateralmente por Occidente no provocaron el aislamiento de Rusia y el plan de paz de Zelensky no fue otra cosa sino el intento de vender a precio de remate los recursos estratégicos ucranianos.
Europa Occidental y Ucrania se observan como los principales perdedores del conflicto a tres años del inicio de la Operación Militar Especial. Ucrania está dividida y a merced de los intereses económico-financieros de los Estados Unidos. Por su parte, los países europeos miembros de la OTAN, al mismo tiempo que condenan los acercamientos entre los presidentes Putin y Trump, impulsan políticas para incrementar el gasto militar en detrimento del gasto público. El discurso militarista en Europa Occidental ha evidenciado las fisuras de la integración europea y alimenta las perspectivas ultraconservadoras en toda la región.
Durante los años del conflicto, incluso antes del Euromaidán, Rusia ha demostrado su inflexibilidad para aceptar las condiciones de expansión de la OTAN a sus fronteras y ha tratado de construir a lo largo de los años un sistema de seguridad multidimensional eurasiático que fomenta la cooperación y el desarrollo económico.
A diferencia de lo que se menciona en los medios de comunicación y círculos académicos, no es Trump quién abre el diálogo, no son los lideres occidentales los que buscan una salida negociada, es Rusia la que ha creado las condiciones para una negociación respetuosa de los intereses de todas las partes. Estos once años de conflicto en Ucrania han demostrado que no se puede construir una paz duradera en Europa a menos que se tengan en cuenta las preocupaciones de seguridad de Moscú.
Subcoordinador del Centro de Estudios de Eurasia (http://dcsh.xoc.uam.mx/ceenv/). Miembro de la Unidad de Estudio y Reflexión de la Guerra Rusia-Ucrania, COMEXI. mauricio.estevez.daniel@gmail.com
Participación en El Sol de México