Fecha Publicación: 20-02-2025
La relación de México con Europa parece una obviedad: se incluye cada sexenio como objetivo de diversificación y se presume que se entiende a cabalidad a la contraparte. Sin embargo, no es todo lo que puede ser, porque, en general, la relación con Europa se da por sentada y no hay una comprensión cabal de cómo funciona el proceso de integración europea; es decir, no se entiende qué competencias son propias de la Unión Europea y cuáles son exclusivas de los Estados miembros, además de que se tiende a priorizar las relaciones bilaterales con un puñado de socios habituales (Alemania, España, Francia, entre otros), lo que deja de lado al resto de los veintisiete Estados miembros, que bien podrían representar oportunidades que no se están aprovechando. Tampoco se entiende bien qué papel desempeña la Unión Europea en el escenario internacional actual y quiénes son sus principales socios o cuáles son sus principales desafíos. Finalmente, por defecto, se sigue pensando en la Unión Europea como un posible sustituto de Estados Unidos cuando no puede serlo.
Sigue leyendo aquí