Publication Date: 05-11-2024
El autoritarismo morenista no tiene antecedentes en la historia del autoritarismo
moderno. Al menos, no lo tiene en democracias liberales donde llegaron autócratas al
poder y terminaron por someter al poder judicial. Porque la reforma judicial que
plantea Morena no solo es políticamente autoritaria, sino también promete caos
económico y agitación social.
Hay tres casos actuales paradigmáticos, donde democracias liberales fueron
arruinadas por autócratas que subordinaron al poder judicial. El primero es Polonia,
donde la extrema derecha no obtuvo las mayorías constitucionales necesarias, y
acudió a medios extra-constitucionales para hacerlo. El segundo es Hungría, donde la
extrema derecha obtuvo las mayorías constitucionales necesarias, y recurrió a
mecanismos legales para hacerlo. Y el tercero es Bolivia, donde la extrema izquierda
obtuvo las mayorías constitucionales necesarias, e instauró la votación popular de
juzgadores, que resultaron afines al gobierno.
La propuesta de reforma judicial de López Obrador, que está siguiendo al pie de la
letra la presidenta Claudia Sheinbaum, es mucho peor. Tan peor, que no tiene
antecedente alguno en la historia del país ni de la democracia liberal misma. Porque
Morena no solo se propuso someter a la cabeza del poder judicial (como en Polonia y
Hungría), o elegir por voto popular a todo el poder judicial (como en Bolivia), sino se
propuso todo lo anterior con el agregado de las campañas políticas. En Hungría
contemplaron elegir a jueces y magistrados, pero vieron el caos y decidieron solo
someter a la Suprema Corte; y en Bolivia no hay campañas políticas de parte de
juzgadores, ya que solo se vota por ellos. Aquí, en México, fue la enchilada completa y,
además, ¡los candidatos tendrán que pagar las campañas con su propio dinero!
En un contexto de autoritarismo político, pero también de sinrazón política, llega la
decisión salomónica. El ministro Juan Luis González Alcántara propone elegir por voto
popular solo a ministros de la Suprema Corte, magistrados del Tribunal Electoral y
magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial, dejando intactos a jueces y
magistrados locales y federales. No es una decisión jurídica, sino política, en un país
con decreciente estado de derecho y creciente autoritarismo político. La solución del
ministro González Alcántara significa entregar la cabeza del poder judicial para dejar
intacto el cuerpo de uno de los poderes de la unión. Sin embargo, aquellos que creen
que Claudia Sheinbaum y Morena acabarán negociando y cediendo siguen sin
comprender la naturaleza política de la presidenta y el morenismo.
Ante la decapitación del régimen político mexicano, Claudia Sheinbaum y Morena
ignoran la lección del famoso cuento de Washington Irving, “La Leyenda de Sleepy
Hollow”: cuidado con convertirse en sus propios cazadores. Ante el caos venidero, su
reforma los cazará. De paso, al país también.