Fecha Publicación: 28-10-2024
El entorno mundial es volátil y a diario se desconfiguran los equilibrios y acuerdos que guían, cada vez con menos acierto, la acción de los organismos multilaterales. El desarreglo pasa por el creciente desprecio al Derecho Internacional y por la aceptación de la comunidad de naciones de que la paz y la guerra son realidades históricas pactadas. De esta forma, en un mundo polarizado, la crudeza del realismo político se impone al idealismo y sus aspiraciones éticas. Con ánimo de arreglar el estado de cosas, los intelectuales formulan propuestas de cambio utópicas o asociadas a intereses, en un juego perverso donde los diplomáticos profesionales son testigos y víctimas de las discordias causadas por los políticos.
Sigue leyendo aquí