Fecha Publicación: 08-10-2024
Hace un año, Israel fue víctima del más mortífero ataque en su historia: comandos de Hamas rebasaron sus defensas (que se creían impenetrables) y cometieron una serie de ataques atroces, abominables. Desde entonces, la respuesta israelí ha sido implacable, pero ineficaz, pues no ha logrado ninguno de sus dos objetivos: la liberación de los rehenes ni la eliminación de Hamas o, cuando menos, de su liderazgo.
La guerra de alta intensidad en Gaza se ha extendido por la región, y es un pequeño e inexplicable milagro que la conflagración no sea más amplia y más grave. Pero ese es flaco consuelo para los rehenes, para los habitantes del norte de Israel, para los palestinos de Cisjordania, para la población civil de Líbano o para los afectados por los ataques israelíes en Siria, Yemen o Irán.
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