Fecha Publicación: 03-09-2024
Llega el presidente López Obrador a su último mes con todo en la buchaca: Plan C en marcha, índices de aprobación y de calificación inéditos, una oposición desarticulada y dividida. ¿Qué más podría pedir?
No sé qué más querrá el presidente, queridos lectores, pero sí sé lo que yo querría, y eso es un poco de mesura, de tolerancia, de generosidad en la victoria. Visión de Estado, que le llaman.
Me explico con algunos ejemplos: el domingo, en el Zócalo, nuestra plaza mayor, el Primer Mandatario pronunció un discurso que no era tanto de rendición de cuentas (Informe, le dicen por algo) sino de campaña: en vez del balance del estado que guarda la Nación, escuchamos un exhorto a continuar sus batallas. En vez de un reconocimiento de la diversidad y pluralidad, de las complejidades y retos, un recuento de logros que dejaba a un lado las sombras que irremediablemente acompañan a cualquier gestión presidencial. Pocas, muy pocas palabras para quienes opinan diferente, para quienes tienen otra(s) visión(es) de país, y prácticamente ninguna para aquellos que no han visto los efectos positivos de sus innegables transformaciones.
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