Fecha Publicación: 30-08-2024
Las transiciones sexenales más complicadas han sido entre presidentes no
sólo del mismo partido, sino cercanos, incluso aliados. Destacan dos en el pasado
más o menos reciente: López Portillo a de la Madrid y Salinas a Zedillo. En ambos,
las difíciles transiciones resultaron muy costosas. El primer caso se tradujo en una
década perdida, el segundo en la pérdida del poder.
La Secretaría de Programación y Presupuesto operaba una expansión
insostenible del gasto público y solapaba “el orgullo de mi nepotismo”, todo bajo
el argumento de que una vez en el poder se corregirían excesos y revertirían las
nocivas medidas del último año de gobierno. La nacionalización de la banca el
primero del septiembre de 1982 que condenó al país a una prolongada crisis que
retardaría el crecimiento y desarrollo por casi dos décadas fue la gota que derramó
el vaso, el clímax del presidencialismo exacerbado sin contrapesos, sin Congreso
o Suprema Corte que chistaran, con sólo dos honrosas renuncias que fueron
excepciones en el equipo de gobierno.
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