Fecha Publicación: 27-08-2024
La democracia mexicana está herida, y la promesa del morenismo es enterrarla. El
presidente López Obrador es un populista de libro de texto, pero también ha seguido
los libros de texto para darle sepultura a nuestro régimen político. Solo los ingenuos,
los ignorantes y los autoritarios apoyarán lo que viene en septiembre próximo.
“¿Cómo hacen los autoritarios electos para destruir las instituciones democráticas que
se supone que deben limitarlos? Algunos lo hacen de un solo golpe, pero lo más
frecuente es que el ataque a la democracia comience lentamente.” Lo anterior lo
declaran los politólogos de la Universidad de Harvard, Steven Levitsky y Daniel
Ziblatt, en su conocido libro Cómo mueren las democracias. De acuerdo a los autores,
los autócratas modernos siguen tres pasos para destruir una democracia: marginar a
los opositores políticos, capturar a los árbitros electorales, y reescribir las reglas del
juego democrático. Y esa es la estrategia, precisamente, que ha seguido López Obrador
y el morenismo.
Los opositores políticos se marginaron solos al no estar a la altura de la promesa
básica de la democracia: que los mexicanos vivieran mejor. El PRD dejó de existir, y el
PRI se encuentra en una guerra intestina entre un corrupto golpeador con “Alito”
Moreno, y un corrupto de la vieja guardia con Manlio Fabio Beltrones. El PAN, el único
partido con una ideología definida antagónica al morenismo, está en sus peores
momentos. Marko Cortés rompió reglas democráticas largamente establecidas, tanto
así, que las familias fundadoras amenazan con retirar sus apellidos: Manuel Gómez
Morín declaró que “Frente al secuestro del partido que Marko y su grupo mantienen…
tendremos que desvincular los apellidos de las familias fundadoras del partido… por
el rumbo que va, el partido va a acabar en el basurero de la historia.”
Los árbitros electorales han sido finalmente capturados. Del INE se sospechaba
cuando Guadalupe Taddei llegó como consejera presidenta, ya que su familia tiene
amplísimos vínculos con el morenismo. Del Tribunal Electoral, la resolución que viene
es de esperarse: López Obrador no nombró a dos magistrados, y el golpe que se
orquestó al interior del Tribunal acabó por poner a Mónica Soto como presidenta,
quien se reunió con el diputado morenista Sergio Gutiérrez Luna en 2023 (el mismo
que amenazó a un consejero electoral con juicio político por votar en contra de la
sobrerrepresentación). Hoy, con una oposición política en el drenaje y órganos
electorales parcialmente capturados –captura que le dio una abrumadora
sobrerrepresentación a Morena– lo que sigue es que el presidente López Obrador
reescriba las reglas del juego, en septiembre próximo.
Seis intelectuales críticos salen del programa “Es la Hora de Opinar”. “A mucha honra
fui fundadora de Morena”, declara una ministra de la Corte, Loretta Ortiz. “Como un
gran regalo”, desea darle Mario Delgado las reformas al presidente. A estas alturas,
que quede claro: no se puede ser morenista y demócrata.