Fecha Publicación: 27-08-2024
El presidente se jacta de ser muy versado sobre la historia política de nuestro país. Pero su comportamiento desde la elección del pasado 2 de junio demuestra lo contrario: no aprende de los errores históricos y se empeña en repetirlos. En concreto, me refiero a lo mal que terminó el gobierno de López Portillo en 1982. Recordemos que dicho presidente enfrentaba desde el inicio de 1982 una crisis económica en ciernes. A tres meses de entregar el poder a su sucesor, tomó la decisión visceral de estatizar al sistema bancario, desatando una grave crisis de fin de sexenio. Su decisión fue consecuencia de un colérico capricho en contra de los banqueros a quienes culpó de la fuga de capitales y de la devaluación del peso. Ese 1 de septiembre lo recordamos golpeando con su puño y consignando: “¡Nos saquearon y no nos volverán a saquear!”, para justificar su acción.
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