Publication Date: 20-08-2024
Un debate recurrente en torno a López Obrador consistió en si era un demócrata convencido o un autócrata con ropajes democráticos. Porque, durante los primeros años de su carrera política, el presidente nunca formó parte de esa corriente de izquierda violenta, antisistema. Su carácter político híbrido fue lo que hizo tan difícil para muchos formarse una imagen clara de él, hoy cristalizada.
En el México de la Guerra Fría existieron fundamentalmente dos izquierdas. La primera, autoritaria y revolucionaria, que quería el poder solo para sí y consideraba que únicamente lo obtendría fuera de los canales institucionales. La segunda, democrática y reformista, veía a otras corrientes ideológicas como legítimas y pensaba que su agenda solo se lograría con cambios graduales, a través de las instituciones establecidas. La reforma política de 1977 tuvo como fin integrar a los grupos radicales de izquierda, cumpliendo finalmente con su cometido.
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