Publication Date: 14-08-2024
Han pasado ya algunos días desde que se llevaron a cabo las elecciones en Venezuela y con la cabeza más fría me he dispuesto a escribir estas líneas. Por supuesto que no quiero que se piense que tengo una posición política al respecto porque es justo eso, bajo mi perspectiva, lo que ha hecho que la comentocracia continental mantenga un acalorado diálogo sobre lo que conviene o no al desarrollo de la vida electoral en Venezuela.
Por un lado, quiero decir que Venezuela se ha manejado, luego de la entrada del chavismo, como una nación que ha ido robusteciendo paulatinamente su sistema electoral, al grado de ser uno de los más fuertes del continente. Sin embargo, por el otro lado, el hecho de tener un sistema fuerte no significa que sea del todo creíble para los extranjeros pues, como sabemos, la realidad de la democracia en la América Latina depende de los intereses y la palomita que los Estados Unidos y la OEA pongan al gobierno en turno y, como es de todos conocido, en Venezuela hay asimetrías importantes y profundas que han lastimado las relaciones diplomáticas entre el gobierno chavista de Maduro y los Estados Unidos.
Sigue leyendo aquí