Fecha Publicación: 26-07-2024
Se atribuye a Soren Kierkegaard haber dicho que “la vida no es un problema a ser resuelto, sino una realidad a ser experimentada”. Esta reflexión condensa los dilemas, alcances y limitaciones que enfrentará la siguiente administración en torno a la inseguridad y la violencia en México. Una de las preguntas más importantes que la siguiente administración seguramente experimentará, será: ¿cuál es el rol de nuestras Fuerzas Armadas –y de la Guardia Nacional (GN) en particular– en tareas de seguridad pública?
Por una parte, esta pregunta expone lo relativamente fácil que es hacer uso de las Fuerzas Armadas, pero lo increíblemente difícil que es dejar de usarlas. Por otra parte, la oposición olvida algo que también pasa desapercibido en el círculo rojo del activismo capitalino: las Fuerzas Armadas son frecuentemente el único freno a la inseguridad y la violencia que generan los grupos delictivos en muchas regiones y comunidades del país. Así, la llamada “militarización” de la seguridad pública es un concepto que adquiere particular tracción en la cámara de eco llamada X, y en la República del corredor Roma-Condesa.
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