Fecha Publicación: 04-06-2024
El siglo XXI parece estar en camino de ser un gigantesco caldero geopolítico, en el que potencias menores y mayores, aspirantes y decadentes, compiten ya por retener, ampliar o crear esferas de influencia y siempre, por supuesto, presentarse como salvadores, o simplemente como "los buenos" sobre todo en relación con la competencia.
Para Estados Unidos y las naciones desarrolladas en economía de mercado el papel es difícil: su historia acumulada las presenta fácilmente como villanos, enemigos de los países en crecimiento y del nuevo movimiento del "sur global" en el que participan algunos que tratan de crear su propio espacio.
Por ello no extraña que no solo Estados Unidos, sino países como Francia o Gran Bretaña, cosechen ahora los frutos de la desconfianza que labraron en África o América Latina durante los últimos 200 años.
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