Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales

Última actualización:
2024-12-05 21:28

AVANCES CONCEPTUALES

Publication Date: 13-05-2024

Este texto fue publicado en la revista Siempre.

Para las naciones del Sur Global, es crucial contar con un marco teórico propio para la conceptualización y diseño de su política exterior con visión de Estado y perspectiva de mediano y largo plazos. Más allá de consideraciones coyunturales del ambiente internacional, dichas naciones están llamadas a conducirse con base en un diagnóstico propio del mundo y no, como sucede, con criterios reactivos y de acomodo a las políticas y líneas de acción que, desde 1945, dictan las naciones hegemónicas. La idea es concebir teorías nuevas, que beneficien a los países de la periferia, garanticen su seguridad y les permitan avanzar sus intereses en un entorno inestable e impredecible. El reto no es fácil porque los intereses nacionales de esos hegemones se definen en términos de poder (duro), criterio que somete o limita a la diplomacia de África, Asia y América Latina.

Frente a las escuelas de relaciones internacionales (realismo, liberalismo y constructivismo), la academia no ha innovado y solo se limita a adaptar dichos enfoques teóricos a situaciones emergentes de crisis y oportunidad. Esta realidad va a contrapelo de la necesidad de las naciones del Sur, de proyectar a escala universal sus intereses y de estimular la cohabitación legítima y pacífica entre actores con diferentes identidades culturales y niveles de desarrollo. El rompecabezas es complejo, porque la conversación incluye puntos de vista diversos sobre los medios que pueden utilizarse para materializar tales intereses.

No obstante, los tres enfoques citados, en mayor o menor medida, son abrazados por los países del Sur porque validan la importancia del multilateralismo y del papel que está llamado a cumplir para atenuar desencuentros a través de una agenda que confiere prioridad al Derecho Internacional, los Derechos Humanos, la promoción de la democracia y a los retos de una economía globalizada. Hay que señalar que, si bien esa agenda deriva, en proporción considerable, del activismo del Sur, no responde plenamente a sus necesidades porque está construida alrededor de los citados parámetros teóricos y, por ende, es incapaz de desplazar al poder (duro) como eje de la política mundial.

El dilema está lejos de resolverse en este breve texto, aunque como apunte puede decirse que, para la periferia, la teoría de las relaciones internacionales debería ser útil para perfilar agendas de desarrollo sostenible y fomentar el debate público de las ideas que las nutren a través de la persuasión y del poder suave. De ser así, los formuladores de la política exterior de los países sureños contarían con herramientas propias para impulsar consensos y descartar el conflicto que deriva de su alineamiento con potencias específicas.

En este tenor, la apuesta académica para el Sur parece seguir siendo la del liberalismo, aunque bien podría modificarse para colocar como eje de ese enfoque teórico a la cooperación para la paz sostenible. Frente a este discurso y para avanzar en la línea propuesta, conviene recordar el primero de los catorce “Puntos de Wilson” (08.01.1918), por cierto más tarde retomado por la “Doctrina Carranza” (01.09.1918), que postuló que la diplomacia debe ser siempre abierta y llevarse ante la publicidad del mundo entero.

El autor es internacionalista y Doctor en Ciencias Políticas.

Participación en la revista Siempre