Fecha Publicación: 06-05-2024
Los tiempos electorales son de promesas, de gasto sufragado por otros y no de austeridad republicana. La elección de Milei en Argentina es la excepción que confirma la regla. El gobierno del presidente López Obrador ha manejado las finanzas públicas de una manera electoralmente astuta, a diferencia de previos, desde Ernesto Zedillo, que buscaban mantener cierta estabilidad y heredar condiciones macroeconómicas más o menos razonables, pero sin prestar mucha atención al calendario electoral.
La prudencia de AMLO proviene del diagnóstico, correcto, de que los viejos nacionalistas revolucionarios del Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdieron el control del gobierno y del partido con la tecnocracia, indispensable para recuperar la estabilidad y la credibilidad en los mercados. De la conclusión, ésta sí errónea, de que el único yerro del desarrollo compartido (de boga otra vez) de Luis Echeverría y José López Portillo fue perder el control de las finanzas públicas y del tipo de cambio.
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