Fecha Publicación: 02-05-2024
“Esta es la verdadera frontera de Colombia”, asegura doña Nora González, una sexagenaria de cabellera rizada y dientes de perla, mientras observa desde la hamaca de su terraza la inmensidad del océano Pacífico. “Por aquí las personas no dejan de pasar… cubanos, negros haitianos, indios de la India… [algunos] traen bebecitos de brazos, da mucha pena […]. Yo he recogido a varios de ellos, dándoles posada y comida, sin cobrarles nada, por supuesto, porque es gente que anda caminando y es lo que toca hacer”, confiesa la mujer, cuya familia lleva tres generaciones asentada en la idílica comunidad de Punta Ardita que, durante la época colonial y la de la Gran Colombia independiente, fue parte del mismo país.
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