Publication Date: 09-04-2024
“¡Órale, vamos por la siguiente!”, anima Ralph Sunday, un vigoroso joven haitiano de 18 años, a sus compañeros. Son las siete de la mañana y el frío matinal de la Ciudad de México no se mitiga con la tímida salida del sol invernal. Desde las cinco, este migrante caribeño y sus tres colegas mexicanos trabajan en la carga y descarga de remolques que transportan frutas y verduras desde todos los rincones del país hasta el mercado de alimentos más grande del mundo, la Central de Abasto de la Ciudad de México.
Inaugurada en 1982 y localizada al extremo oriente de la urbe norteamericana, en La Central, como es conocida comúnmente, se almacenan una cantidad aproximada de 122.000 toneladas de productos frescos, maíz, jitomate, ajonjolí, frijol, pavo, cerdo, camarón, piña, tejocote, chile, jícama, tamarindo, mango o chicozapote que sirven para alimentar diariamente a los cerca de 22 millones de habitantes del Valle del Anáhuac y que dan trabajo a más de 70.000 personas. Entre ellos, a un número cada vez más notorio de haitianos.
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